¿Podemos imponer nuestro modelo desarrollo
a los pueblos
indígenas?
Indígenas de Brasil anuncian "guerra"
si pasa al
Congreso potestad de demarcar sus tierras.
El concepto de
desarrollo no es el mismo para todas las culturas. ¿Podemos imponer nuestro estilo
de vida? Hay etnias que ven amenazada su cultura y estilo de vida por las
formas y categorías del mercado y la productividad. Un caso concreto son los
900.000 indígenas brasileños que ven sus territorios invadidos por “ocupantes
productivos”.
La encíclica
“Laudato Si” nos habla de este tema:
n. 112: “Sin embargo, es posible volver a ampliar
la mirada, y la libertad humana es capaz de limitar la técnica, orientarla y
colocarla al servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más
social, más integral. La liberación del paradigma tecnocrático reinante se
produce de hecho en algunas ocasiones. Por ejemplo, cuando comunidades de
pequeños productores optan por sistemas de producción menos contaminantes,
sosteniendo un modelo de vida, de gozo y de convivencia no consumista “
n.
94: “Esto tiene consecuencias prácticas, como las que enunciaron los Obispos de
Paraguay: « Todo campesino tiene derecho natural a poseer un lote racional de
tierra donde pueda establecer su hogar, trabajar para la subsistencia de su familia
y tener seguridad existencial.
Este
derecho debe estar garantizado para que su ejercicio no sea ilusorio sino real.
Lo cual significa que, además del título de propiedad, el campesino debe
contar con medios de educación técnica, créditos, seguros y comercialización”
En el caso
que nos ocupa decenas de indígenas brasileños aseguraron que habrá una
"guerra" si es aprobada una propuesta de enmienda constitucional que
busca trasladar la potestad de demarcar y homologar tierras ancestrales del
Ejecutivo al Congreso.
"Si lo
aprueban, va a haber guerra, porque no vamos a dejar que las empresas
ruralistas, los estancieros, los madereros y mineros ilegales invadan nuestra
tierra. La vamos a defender", dice Paulinho Payakan, representante del grupo
Kayapó.
"Diputados,
nosotros los indios los ayudamos a ser electos para que nos defiendan. En su
lugar, están haciendo muchas cosas en nuestra contra", reclamó el cacique
de la etnia Kayapó del norte de Brasil al diputado Alceu Moreira, integrante de
la bancada que impulsa los intereses del agronegocio en el congreso nacional.
La cámara
baja inauguró el miércoles una comisión parlamentaria destinada a investigar el
proceso de demarcación de tierras indígenas, el punto de disputa más sensible entre los pueblos originarios de
Brasil y los productores rurales.
Con plumas
en la cabeza y el torso desnudo, decenas de líderes intentaron entrar al
Congreso para impedir que la comisión comenzara a funcionar, pero un cordón
policial les impidió pasar. Sin gestos de violencia, la seguridad del
parlamento abrió las puertas a un pequeño grupo.
En Brasil
viven más de 900.000 indígenas, que según la Constitución tienen "derechos
originarios sobre las tierras que tradicionalmente ocupan", es decir,
aquéllas que habitan de forma permanente y que utilizan para sus actividades
productivas.
Pero la
llamada "bancada del buey", que defiende los intereses del agro,
defiende un cambio en la ley porque la demarcación hoy es un proceso
"notoriamente arbitrario", que resulta en la creación de
"reservas inmensas, sin ninguna justificación, roces entre los propios
grupos indígenas y expulsión de agricultores de sus propiedades", según el
documento para abrir la comisión.
Los
indígenas consideraron si el Congreso pasa a tener la palabra final sobre la
demarcación de tierras, este proceso simplemente se frenará, o será zanjado a
favor de los productores rurales.
Además de
protestar en Brasilia, los indígenas amenazan con cortar rutas nacionales para
impedir el transporte de alimentos y así boicotear la próspera agricultura,
especialmente en la región de Mato Grosso do Sul.
¿Verdaderamente
se puede imponer un modelo de desarrollo?