Expulsan
a tres activistas LGTB por ser judías.
Homosexualidad:
del respeto al privilegio. Han pasado de “intolerados” a intolerantes.
Nunca un grupo tan minoritario ha tenido tanta
presencia y poder en la opinión pública como el grupo llamado LGTB.
Sin ninguna duda la sociedad tenía que cambiar
de actitud respecto a la homosexualidad y lo está haciendo a pasos agigantados.
La imposición de las leyes LGTB y su compañera,
la cultura de género, en muchos países “avanzados”, supone un agravio
comparativo para otros grupos que parece que no tienen derecho a mismos
privilegios.
Esta es la información de ReL:
La expulsión de tres activistas LGBT
judías de la Dyke March de Chicago (Marcha anual de las
Lesbianas) ha abierto un debate en los Estados Unidos sobre la
tolerancia en las manifestaciones del Orgullo Gay.
Eleanor Shoshany Anderson, una de las
expulsadas, dijo al Jerusalem Post: “Siento que, como
judía, no soy bienvenida aquí”.
Para Bari Weiss,
editora de Opinión del New York Times, el incidente de
Chicago es un aviso a los judíos de que “ellos tal vez no sean tan
bienvenidos como se imaginan a las causas progresistas”. La expulsión de tres
mujeres por llevar banderas del arco iris con la estrella de David “es un
recordatorio de que el anti-semitismo pervive como problema, tanto en la
extrema izquierda como en la llamada derecha alternativa”.
Para los campeones de la tolerancia
progresista, no se puede ser judío y LGBT al mismo tiempo, al igual que no es
posible defender juntas la libertad sexual individual y la libertad de los
padres para educar sexual y afectivamente a sus hijos de acuerdo con sus
valores.
“Una de las mujeres expulsadas de la Marcha de
las Lesbianas en Chicago, Eleanor Shoshany Anderson, no podía comprender por
qué la habían echado de un evento que se proclama a sí mismo como
interseccional. “Se supone que la Marcha de las Lesbianas es interseccional”,
dijo. “No sé por qué mi identidad es excluida. Siento que, como judía, no soy
bienvenida aquí”. En efecto, no es bienvenida. Porque, a pesar de que la
interseccionalidad se disfraza de humanismo, adopta una visión maniquea de la
vida, en la cual solo hay opresores y oprimidos. Ser una lesbiana judía –mucho
más si se apoya a Israel– es categóricamente imposible para la izquierda,
opresor y oprimido en la misma persona.”