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enseñar transexualismo daña a los niños
“Es malo alentar una mentira. Sabemos que nadie nace transexual. Sabemos que es un mito. Tristemente está siendo promovido por un montón de profesionales médicos, los medios de comunicación y educadores. Pero no es cierto. Si reforzamos esta mentira, en realidad estamos animando al niño a desarrollar una falsa creencia inamovible”, indicó la especialista en una entrevista concedida al National Catholic Register.
En ese sentido, dijo que lo que se provoca es “que el niño crea algo que no es cierto acerca de sí mismo. Y si el engaño se refuerza, el niño eventualmente se introducirá hormonas que lo vuelven estéril, que dañan los huesos, dañan el desarrollo del cerebro, y aumentan el riesgo de un accidente cerebrovascular, diabetes y cáncer”.
En un reciente estudio publicado el 20 de junio en The New Atlantis, que resume 50 estudios independientes y revisados, se advirtió que el uso experimental de “bloqueadores hormonales de pubertad” para tratar la “disforia de género” (discordancia o malestar con el cuerpo o el sexo biológico) no cuenta con soporte científico y podría plantear graves riesgos en niños.
Además, afirma que este tratamiento se ofrece “sin las garantías habituales” de este tipo de terapias experimentales, tales como “ensayos clínicos cuidadosamente controlados, así como estudios de seguimiento a largo plazo”.
Otro ejemplo es una escuela primaria judía ortodoxa de Gran Bretaña, que fue amenazada con ser clausurada después de que los inspectores del gobierno determinaran que violaba la ley por no enseñar sobre transexualismo.
En este contexto, la Dra. Cretella indicó que este tipo de políticas públicas representan “un experimento social masivo y descontrolado” a pesar de que sabe que “los niños pequeños, la gran mayoría de ellos, hasta en el 95% de los casos, se identifican con su sexo biológico una vez que pasan por la pubertad”.
En ese contexto, la pediatra sostuvo que los padres de familia que tienen un hijo que piensa que es del sexo “equivocado”, deben primero intentar aclarar el lenguaje.
“Es importante que los padres y los niños comprendan que nuestros genes, nuestro ADN, determinan nuestro sexo. Estamos hablando de dos cosas aquí: el sexo biológico, que no puede ser cambiado y está conectado por el ADN; y la identidad de género, que es acerca de cómo nos sentimos y pensamos acerca de nuestro sexo biológico”, dijo.
La experta reconoció que “por lo general, cuando los niños tienen 3 años saben la diferencia entre un hombre y una mujer, un niño y una niña. La mayoría de ellos puede decir correctamente: ‘soy una niña, ‘soy un niño’”.
“También es importante entender que a pesar de que los niños saben qué sexo son a esa edad, no entienden que el sexo es permanente. Los niños normales pueden creer realmente que si un hombre se viste como una mujer, él es una mujer. La idea de la permanencia del sexo biológico no se forma en el desarrollo cognitivo del niño hasta los 7 años”, aseveró.
En su experiencia profesional, destacó que “las interacciones positivas con el padre del mismo sexo son lo que ayudan a los niños a comprender lo que significa para ellos ser un niño o una niña”.
Con referencia a permitir que “drag queens” lean cuentos sobre transexualismo a niños, como ocurre en Estados Unidos, la Dra. Cretella dijo que esto “los adoctrina en pensar que su sexo es meramente externo” y que “llegarán a creer que su sexo es lo que quieren sea, sin embargo, es peligroso desde el punto de vista psicológico”.
Luego, informó que el Reino Unido ha tenido un aumento de 930% en el número de niños referidos a “clínicas de género” en los últimos seis años, incluyendo algunos tan jóvenes como 3 y 4.
“Ha habido aumentos astronómicos en todo el mundo, incluyendo en los EE.UU. y Canadá. Y tiene sentido porque estamos bombardeados por las mentiras en las redes sociales, en la televisión, en los periódicos y revistas, y en las escuelas”.
Finalmente, la Dra. Cretella aseveró que sí existe una conexión entre las familias disfuncionales y la disforia de género porque en “la literatura psiquiátrica está bien documentado que muchas familias con niños confundidos sobre su sexo tienen una familia” de estas características.
“Los ejemplos incluyen una madre autoritaria, padre distante, depresión severa en la madre, problemas de la gerencia de la cólera en el padre y divorcio”, añadió.
Reservas indias: Los guetos que aún perviven en EEUU
Reservas indias: Los guetos que aún
perviven en EEUU
Colón llego a América en 1492. La conquista se realizó a lo largo de varios siglos y con la ayuda de muchas tribus indias sometidas a otras tribus más poderosas. Que los españoles no exterminaron a los indios, sino que se mezclaron con ellos, es una realidad indiscutible que demuestra el mestizaje. No hay ni siquiera que viajar a Hispanoamérica para comprobarlo, basta con montar en metro en Madrid o pasearse por la calle. EEUU no puede decir lo mismo."
Para los nativos americanos, la exploración occidental marcó el comienzo de una ola de devastación, protagonizada por la violencia perpetrada contra las comunidades nativas, el desplazamiento y robo de tierras tribales, y la introducción y propagación de enfermedades, entre otras muchas cosas".
Este reportaje, realizado en reservas de Estados Unidos con declaraciones de los propios indios, demuestra que las atrocidades de las que habla las cometieron, sobre todo, los ingleses, que arrasaron las tribus de Norteamérica y después los encerraron en guetos Cuando entras en una reserva india en EEUU tienes la impresión de que has cambiado de país, y en lugar de estar en un rico país occidental te encuentras en un poblado miserable.
En
pleno siglo XXI, Estados Unidos mantiene encerrados a los nativos que
sobrevivieron al exterminio indio perpetrado por los angloamericanos en el
siglo XIX.
La
civilización nativa americana vive ahora confinada en vastas extensiones de
desierto. Las reservas tienen un autogobierno elegido por votación encabezado
por un jefe y dictan sus propias leyes. No pagan impuestos, la mayor parte de
las casas - prefabricadas – pertenecen al Gobierno y viven fundamentalmente de
la ganadería y los pequeños negocios familiares y las subvenciones. La reserva
más grande es la de los navajos, ya que, de cada 10 indios de Norteamérica, 7
son navajos.
Al
norte de Arizona, haciendo frontera con Nuevo México, se pierden miles de
kilómetros de desierto: es la Nación Navaja, en cuyo terreno se asienta a su
vez una reserva de indios Hopi.
En
el centro de la reserva se encuentra el Cañón de Chelly, el único lugar con
agua y árboles de la reserva. Los navajos han vivido siempre allí, donde se
establecieron de forma sedentaria hasta que fueron expulsados por los
colonizadores americanos en 1864 y conducidos andando a un campo de
concentración – Long Walk – a cientos de kilómetros. El pueblo navajo no olvida
los miles de muertos en el camino, en pleno invierto, hacia Fort Summer, en
Nuevo México. Cuatro años después, en 1868, se firmó la paz y los navajos
pudieron retornar a su hogar.
"No
estamos contentos, las reservas son guetos, pero eso es lo que tenemos",
dice Johnny S., miembro de la tribu de los Cherokees que trabaja como guía en
el Parque Nacional de Mesa Verde, al sur del Estado de Colorado. El padre de
Johnny es el jefe del clan de los Osos y su madre, también cherokee, es miembro
del Ejército. "De pequeño yo no viví el racismo porque en el Ejército hay
mucha mezcla de razas, sin embargo, al llegar aquí, al suroeste de América sí
lo he observado", dice Johnny. "Aquí no hay negros ni hispanos y los
nativos se han convertido en el objetivo del racismo de los ‘anglos’", que
es como denominan los indios a los americanos blancos.
Johnny
cuenta que, además de haber confinado a los indios en reservas, ahora los
anglos están intentando quitar esas tierras a los nativos porque han aparecido
minerales de valor. "Los anglos han desplazado a los nativos hacia unas
tierras desconocidas y lejos de su lugar de origen", declara.
El
lado positivo de las reservas, que se puede sacar un negocio propio para
independizarse de los americanos blancos. Johnny no puede ocultar su rabia y
frustración ante el agravio sufrido por los suyos. "Ahora hay muchos
anglos que quieren formar parte de la cultura nativa. Dicen que tiene sangre india
en sus venas y tonterías por el estilo sólo para quitarse el sentido de
culpabilidad", asegura.
El
cherokee critica que los americanos utilicen sus nombres para sus equipos de
fútbol y lo considera un insulto para ellos. "En Washington hay un equipo
que se llama Red Skin – piel roja -, que recuerda cuando los anglos utilizaban
la piel de los indios como trofeo durante la guerra".
Richard,
un indio apache que vive en la reserva de Nuevo México, de profesión camionero,
cuenta que la imposición de las costumbres inglesas fue fundamental para acabar
con la cultura india. "Al quitarnos nuestra lengua, cortarnos el pelo y
obligarnos a adoptar su indumentaria nos quitaron nuestra cultura".
Esta
india apache considera que los españoles eran "amigos de los indios".
"Los españoles nos trajeron los caballos, la patata, las ovejas y las
vacas y con ellos no hubo conflicto", dice. Reivindica su tierra sin asomo
de rencor, aunque reconoce que su cultura se ha perdido bajo la influencia de
los anglos.
(Reportaje
realizado en 1999 en las reservas indias de Arizona y Nuevo México).
Fuente ; Pilar Diez