Viajero. Economista. Publicista. Gestión de Centros de Enseñanza y Fundaciones. Aprendiz de Escritor. Soñador.
¿Hasta dónde puede llegar el Estado?
¿Hasta
dónde puede llegar el Estado?
La
Iglesia mantiene el principio de subsidiariedad
La polémica entre los límites de
los derechos del Estado y de los individuos es histórica y universal y, lo
seguirá siendo.
El hombre es naturalmente un ser destinado
a la sociabilidad se agrupa en comunidades en distintos niveles. La presión de
esas comunidades locales nacionales y supranacionales, con frecuencia
extralimita sus competencias, limitando la dignidad y libertad del individuo
como persona.
Distintos grupos ideológicos
utilizan esas estructuras para imponer sus intereses y, como dijo Francisco
recientemente, “hay colonizaciones
ideológicas que destruyen”.
Por ejemplo, cuando el Papa
Francisco dice que “hay una guerra mundial para destruir el matrimonio”, es un ejemplo
de cómo entes supranacionales, manipulados por grupos ideológicos, intentan imponer una legislación que se
enfrenta a los derechos de las familias, de los padres a educar a los hijos, de
los centros de enseñanza a elegir su proyecto curricular o, de los individuos a
exponer sus creencias religiosas. Por no mencionar la injerencia de algunos
poderes públicos en la vida de los individuos a través de la información
virtual.
Por ello, la Iglesia elaboró el
principio de subsidiariedad que establece que “una estructura social de orden superior no
debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior”.
En cuatro breves puntos el
Catecismo nos resume y aclara hasta
dónde puede llegar el Estado:
1883. “La
socialización presenta también peligros. Una
intervención demasiado fuerte del Estado puede amenazar la libertad y la
iniciativa personales. La doctrina de la Iglesia ha elaborado el principio
llamado de subsidiariedad. Según éste, “una estructura social de orden superior
no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior,
privándole de sus competencias, sino que más bien debe sostenerle en caso de
necesidad y ayudarle a coordinar su acción con la de los demás componentes sociales,
con miras al bien común” (CA 48; Pío XI, enc. Quadragesimo anno).
1884. Dios no
ha querido retener para Él solo el ejercicio de todos los poderes. Entrega a
cada criatura las funciones que es capaz de ejercer, según las capacidades de
su naturaleza. Este modo de gobierno debe ser imitado en la vida social. El
comportamiento de Dios en el gobierno del mundo, que manifiesta tanto respeto a
la libertad humana, debe inspirar la sabiduría de los que gobiernan las
comunidades humanas. Estos deben comportarse como ministros de la providencia
divina.
1885. El
principio de subsidiariedad se opone a toda forma de colectivismo. Traza los
límites de la intervención del Estado. Intenta armonizar las relaciones entre
individuos y sociedad. Tiende a instaurar un verdadero orden internacional.
1894. Según el principio
de subsidiariedad, ni el Estado ni ninguna sociedad más amplia deben suplantar
la iniciativa y la responsabilidad de las personas y de las corporaciones
intermedias.
El Catolicismo es "Cristocéntrico"
El
Catolicismo es "Cristocéntrico"
¿O
es "bibliocéntrico"?
Jesucristo culmina, da total
cumplimento a todas las profecías del Antiguo Testamento. Termina la alianza
con el pueblo de Israel (local y temporal) y Dios inicia una nueva alianza universal (en el espacio y tiempo) con un nuevo pueblo.
Cristo en la cruz da pleno
cumplimiento a todo el Antiguo Testamento y, con su resurrección, inicia el
nuevo pueblo, con una nueva historia cuya primera andadura se narra en el Nuevo Testamento que está, desde entonces,
escribiéndose, a través de la vida y Tradición de la nueva Iglesia (de la misma
forma que el Antiguo Testamento lo escribió el pueblo hebreo, con su tradición
y por inspiración divina).
La Revelación se terminó con los
Apóstoles y testigos de Cristo pero,
permaneciendo Cristo como Rey del universo y cabeza de su Iglesia viva.
Para ello, sustituye las doce tribus
de Israel por los doce apóstoles (que juzgarán a las doce tribus de Israel) e
inicia una nueva promesa, una nueva ley, basada en los diez mandamientos, las
bienaventuranzas y las obras de misericordia. Instituye esa Iglesia, con Pedro
como cabeza, para ejecutar la Nueva Ley, con la asistencia del Espíritu Santo,
a través de los sacramentos. La Nueva alianza, nueva ley, es universal en
espacio y tiempo, sustituye a la antigua
que era local y temporal.
Cristo
vino y…se quedó presente en su Iglesia.
Cristo
resucitó y se quedó presente entre nosotros a través de la Iglesia,
con la asistencia del Espíritu Santo y de los Sacramentos y, muy especialmente,
con su presencia real, viva, en la Eucaristía.
Sin embargo, para los
protestantes, Cristo vino y después de la resurrección, se fue y no regresará
hasta el fin de los tiempos. Por eso insisten tanto en que “Cristo viene”
porque, necesariamente, lo tienen que extrañar.
Sus iglesias están vacías, solo tienen la palabra, la Biblia, les falta
el Cristo vivo.
Por
eso la señal de los católicos es la Cruz y, se podría decir, que la señal de los
protestantes es la Biblia. Tienen la palabra pero, no tienen a Cristo
vivo y actual. El catolicismo es “Cristocéntrico”
y los protestantes, en ese sentido, son “bibliocéntricos”.
En alguna ocasión se escucha a protestantes citar palabras de Jesucristo y
decir “lo dice la Biblia”, como argumento
de autoridad; cuando quien da autoridad a
la Biblia es el propio Cristo y, por tanto, lo adecuado es decir “lo dice Cristo”. Pero, esa forma de
expresarse es muy indicativa de como su fe, y su descubrimiento de la verdad,
se basan en “el libro”.
Esa presencia y cercanía de
Cristo nos hace acudir a su misericordia, ante el espectáculo de la debilidad
histórica de los cristianos y de la nuestra personal. Reconocemos la presencia
de Cristo en la Iglesia a pesar de la debilidad de los católicos (clero y laicos), gracias a
la asistencia del Espíritu Santo.
Digitalizar la enseñanza «no ha aportado ningún beneficio real», denuncia el experto Alberto Pellai
Digitalizar la enseñanza «no ha aportado ningún beneficio real», denuncia el experto Alberto Pellai
Declarar el día del "orgullo cristiano"
En 2016 la Primera Ministra británica
anima a los cristianos a mostrar su fe.
¿Habrá que pedir en Europa que se
declare el día del “orgullo cristiano” y a los cristianos “salir del armario?
Lo “políticamente
correcto” en los medios políticos europeos, incluye la exclusión de cualquier
pensamiento o manifestación cristiana. ¿Estarán los cristianos en Europa
pasando a ser una mayoría incómoda?
En la felicitación de la
Navidad, la líder británica, al igual que su predecesor, hizo un
valiente discurso en el que animaba a
mostrar su fe a los cristianos.
A escasos días de
que llega la Navidad y corra el champán y las familias se reúnan los políticos
empiezan a lanzar sus discursos típicos de esta época festiva que en Occidente
se celebra en honor al nacimiento de Jesucristo.
Pero las raíces cristianas de Europa no parecen
ser bien vistas en todos los países de Europa ya que según la religión de
lo políticamente correcto para no ofender a nadie lo mejor es el silencio,
aunque el 70% de la población se declare cristiana.
Y es que la
primera ministra británica, Theresa May, dice que los cristianos no deben
tener miedo a hablar de su fe en el trabajo y en lugares públicos.
Y señala que “estamos
en el tiempo de Adviento y tenemos en nuestro país una tradición muy fuerte de
tolerancia religiosa y libertad de expresión, y nuestra herencia cristiana es algo de lo que podemos sentirnos
orgullosos”.
Un discurso inusual
en Europa, sólo comparable al anterior primer ministro británico David Cameron
cuando en 2015 denunció la persecución a los cristianos en Oriente Medio y
defendió que su país, aunque acoge a todas las fes y a aquellos que no profesan
ninguna, no puede olvidar sus raíces cristianas.
“La Pascua es la
ocasión para los cristianos de celebrar el triunfo definitivo del amor sobre la
muerte, con ocasión del nacimiento de Jesús. (…) “Personalmente he
experimentado en los momentos más difíciles de mi vida el gran consuelo que
representa la misericordia de la Iglesia; en toda Gran Bretaña la Iglesia no
solamente predica ‘ama a tu prójimo’, sino que lo vive constantemente en los
centros de fe, las cárceles, en las asociaciones ciudadanas.
Y es por
todas estas razones por las cuales debemos sentirnos orgullosos de proclamar
que este país es un país cristiano”, dijo el ex primer ministro.
“Así es: somos una
nación que abraza, recibe y acepta todas las fes y también la falta de fe, pero
somos aun así un país cristiano. (…) Y como país cristiano nuestra
responsabilidad no termina aquí: tenemos el deber de levantar nuestras voces
contra la persecución de los cristianos en el mundo”.
Toda una
declaración de intenciones en un país donde hay más de 3 millones de
musulmanes.
Católicos y protestantes: entre lo bueno y lo excelente
Católicos
y protestantes: entre lo bueno y lo excelente
Carencia
espiritual del protestantismo
La
Iglesia en reforma permanente
En las últimas décadas se están
dando importantes pasos en el proceso de unidad de los cristianos. Es una
irresponsabilidad frente a la humanidad la falta de unidad entre cristianos. Por encima de nuestras diferencias
doctrinales tenemos un gran campo de acción común para aportar soluciones a
los actuales problemas humanos: defensa del no nacido, de la familia, del
matrimonio, de la paz, contra la trata de personas, la droga, el comercio de
armas y,…sobre todo, del derecho a la libertad religiosa.
Si trabajamos juntos en esos
importantes temas, nuestra unidad en otros aspectos irá avanzando, mientras
aportamos bien a la humanidad.
En las polémicas entre católicos
y evangélicos “de a pie”, se detecta, frecuentemente, un gran desconocimiento por ambas partes. En realidad,
como en cualquier otra disciplina. Asombra la enorme ligereza y superficialidad
con la que algunos protestantes defienden sus posturas; el gran desconocimiento
histórico, filosófico, teológico y bíblico de sus afirmaciones.
Aunque en las bases sociales
populares en Latinoamérica se está produciendo un significativo aumento de
distintos grupos protestantes, sin embargo, en la cúpula de pastores
protestantes se está generando el proceso contrario de conversión hacia el
catolicismo. Se trata, sobre todo, de un
proceso de coherencia lógica con su riguroso estudio de la Biblia. Decenas de pastores, coherentes con su
investigación bíblica, han encontrado un itinerario de camino bíblico hacia la
Iglesia Católica.
Dios proporciona su gracia a
través de los Sacramentos y de las vías más insospechadas para ayudar a todas
aquellas personas de buena voluntad que no conocen su Iglesia. Hay excelentes
personas, entre los protestantes, que están en ese camino porque no han tenido
oportunidad de conocer el correcto; no hay
la menor duda de que Dios les ayuda. De la misma manera que hay pastores
protestantes que son meros explotadores de su capacidad oratoria, de persuasión
y manipulación de sentimientos, sobre todo, de personas sencillas; pastores que
están ahí como medio de subsistencia, como líderes locales de pequeñas
comunidades que les mantienen con el diezmo
.
Todas esas personas sencillas,
con buena voluntad, se están perdiendo la gran riqueza espiritual de la única
Iglesia de Jesucristo. Sus templos están vacíos, allí no hay nadie, solamente tienen sillas, un atril, una biblia
y un predicador. En realidad, no son
templos, son salas de conferencias bíblicas. No tienen a Jesucristo real y verdaderamente
presente en la Eucaristía. Son como las antiguas Sinagogas judías.
No tienen muchos de los Sacramentos, ni la autoridad y
solidez de 20 siglos de vida de la Iglesia de Jesucristo. No tienen los miles
de modelos de las vidas de santos que nos enseñan que hay múltiples maneras de
imitar a Jesucristo que, efectivamente, es el
único modelo e intercesor; sobre todo, desconocen el admirable papel de
la madre de Jesucristo como nuestra madre espiritual.
Permanecen anclados en el Antiguo
Testamento de la Biblia y desconocen todos los beneficios que Cristo nos ha
ganado con la Nueva Ley, al ignorar la Iglesia fundada por Él mismo.
Tienen una gran ignorancia de su
propia historia; desconocen que su único enlace con los primeros cristianos,
son los 16 siglos de catolicismo en la Iglesia que Lutero pretendió inicialmente solamente reformar y no dividir. En esa
historia de la Iglesia caminan juntos la santidad y el pecado, el trigo y la
cizaña, la ortodoxia y la herejía. A todos los niveles: desde los obispos y
papas hasta el laico que lleva una vida ordinaria.
Desconocen que
muchos católicos estaban reclamando las reformas de la Iglesia, y no solamente
Lutero. No saben que esas reformas, y
más de las que Lutero reclamaba, se realizaron concienzudamente en el
Concilio de Trento. Ignoran que la
Iglesia está en reforma permanente.
No conocen el siguiente texto
escrito de Lutero a Zwinglio: «Le asusta a uno ver cómo donde en un tiempo todo
era tranquilidad e imperaba la paz, ahora hay dondequiera sectas y facciones:
una abominación que inspira lástima [...] Me veo obligado a confesarlo: mi
doctrina ha producido muchos escándalos. Sí; no lo puedo negar; estas cosas
frecuentemente me aterran».
Tampoco conocen lo que Lutero le
confiaba a su amigo Melanchton: « ¿Cuántos maestros distintos surgirán en el
siglo próximo? La confusión llegará al colmo».
Desconocen que hubo, y hay, otros grandes reformadores
que no rompen la unidad de la Iglesia, sino que la fortalecen: como san Pío V y
san Carlos Borromeo. Los mártires Tomás Moro y Juan Fisher; san Ignacio de
Loyola; los místicos y gigantes espirituales españoles como Teresa de Ávila y
Juan de la Cruz, así como San Felipe Neri, san Pedro Canisio y san Francisco de
Sales.
Tienen grandes
lagunas filosóficas como pensar que la Biblia es la única fuente de
conocimiento de la verdad; o errores teológicos como el de la predestinación
que les lleva a consecuencias filosóficas inaceptables que niegan la
responsabilidad y libertad humana.
Desperdician los
20 siglos de doctrina cristiana acumulada con rigor científico en áreas como la
bíblica, teológica, y filosófica. Cabezas brillantes como los 92 Padres de la
Iglesia de los cuatro primeros siglos y los 38 Doctores de la Iglesia
posteriores.
No tienen el
tesoro de la liturgia para los actos de culto a Dios, acumulada durante siglos,
con fundamentos bíblicos y belleza artística en coros, instrumentos musicales,
escultura, pintura, arquitectura, poesía, literatura,…
Los protestantes buscan, de un
templo a otro, al predicador que mejor se ajuste a su estilo oratorio, o a su
personal interpretación de la Biblia y,… tienen cientos para elegir.
La autoridad de un Sacerdote
católico no proviene de su liderazgo social, ni de su dominio de las técnicas
de oratoria sino, de su identificación con Jesucristo. La autoridad no se la
conquista él mismo sino que se la confiere su unidad con Jesucristo y su
Iglesia.
Cuando un pastor protestante lee
el texto “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mat 16,18) ¿Realmente ese pastor puede creerse sucesor de
Pedro?
Vale
la pena terminar con este mensaje de respeto y unidad que nos da el Evangelista
Lucas en 9,49:
“Maestro, vimos a cierto hombre
expulsando demonios y se lo prohibimos porque no es de los nuestros. Jesús le
dijo: no se lo prohibáis. Porque el que no está contra vosotros, con vosotros
está”
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