La
ética, la economía y la historia dan la razón
a Ángela Merkel
“La
llegada masiva de refugiados cambiará Alemania”.
"Somos una Europa de
valores". "Nadie en Europa puede decir que no tiene nada que ver con
la crisis de refugiados”. “Servirá a los cristianos alemanes para reafirmar su
fe”, afirma la Canciller alemana
Los migrantes, esperanza de empresarios alemanes
ante la escasa mano de obra de un país que envejece.
El flujo masivo de inmigrantes a Alemania cambiará el país, afirmó este lunes la
Canciller Angela Merkel, que
prometió trabajar para que estas modificaciones sean "positivas".
"Lo que vivimos ahora es
algo que nos seguirá ocupando los próximos años, nos cambiará, y queremos que
el cambio sea positivo y pensamos que podemos lograrlo".
Merkel aludió a un fin de
semana "emocionante e impactante", en el que llegaron a Alemania unos
20.000 refugiados procedentes mayoritariamente de Siria.
Por ello, la Canciller se
"alegró de que Alemania se haya convertido en un país que la gente asocia
a la esperanza, es algo muy valioso si miramos nuestra historia". Al mismo
tiempo, Merkel apeló a un "esfuerzo de la Unión Europea".
"Alemania, Austria y
Suecia no pueden ser los únicos países que acojan a refugiados", afirmó el
vicecanciller y ministro de Economía.
La Canciller Merkel insistió en esta idea:
"No es posible (para algunos países) decir: “no tengo nada que ver con
esto".
Dentro de esta
crisis, la Canciller alemana resaltó el "significado
histórico" que tiene el reconocimiento internacional de la disposición
de Alemania para acoger a los refugiados. "Lo encuentro absolutamente
conmovedor", dijo.
"Esto es
algo de gran valor si se echa una mirada a nuestra historia", indicó, al
mismo tiempo que aseguró alegrarse de que "Alemania se haya convertido
también en un país en el que muchas personas de fuera de Alemania ponen sus
esperanzas".
¿Qué dicen los empresarios?
La llegada diaria de miles de
migrantes a Alemania es aplaudida por las empresas, que piden integrarlos
rápidamente a un mercado laboral falto de mano de obra, pero la política no va
tan deprisa.
"Si llegamos a
integrarlos rápidamente al mercado de trabajo, ayudaremos a los refugiados y
nos ayudaremos a nosotros mismos", afirmó hace unos días el presidente de
la poderosa federación de industrias alemanas BDI, Ulrich Grillo.
Alemania es el principal
destino de miles de sirios, afganos y eritreos que llegan a Europa, así como de
kosovares y albaneses que dejan su país. La primera economía europea espera
800.000 nuevas llegadas este año.
No todos podrán quedarse, en
especial, la mayoría de ciudadanos de los Balcanes que, por no proceder de un
país en guerra o no estar perseguidos políticamente, deberán volver a casa.
Pero
los demandantes de asilo son considerados cada vez más como un preciado recurso
por las empresas necesitadas de mano de obra, en un país que envejece.
Con un desempleo bajo (6,4%),
Alemania necesita 140.000 ingenieros, programadores y técnicos, según la
federación de empresarios BDA. El artesanado, la sanidad y la hostelería
también buscan ávidamente personal. Y unos 40.000 puestos de aprendiz podrían
quedar vacantes este año.
Los círculos económicos piden
además agilizar los procedimientos para validar diplomas extranjeros y sobre
todo más dinero para que los refugiados aprendan alemán.
"A la hora de entrar en
el mercado laboral o como aprendiz, los candidatos carecen en general de un
conocimiento indispensable del idioma alemán", señala el secretario
general de la Federación de Artesanos.
De lado del Gobierno, se
suceden las declaraciones de buenas intenciones: "La gente que viene aquí
como refugiada debe convertirse rápidamente en vecinos y en colegas",
abogó esta semana la ministra de Empleo y de Asuntos Sociales. Su ministerio
flexibilizó en julio las condiciones de acceso a los migrantes a las prácticas
en empresas.
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