¿Es difícil ser sacerdote
hoy en Cuba?
Gracias
a la acción incansable de sacerdotes, religiosos y laicos que han conservado la
fe y la han seguido transmitiendo durante todos estos años.
Monseñor Dionisio García, obispo de
Santiago de Cuba, cuenta en una entrevista concedida a Infovaticana la
situación actual de la Iglesia cubana con motivo de la visita del Santo Padre.
Estos son algunos de sus comentarios.
La
Iglesia en Cuba está floreciendo de nuevo, después de cincuenta años soportando
la presión de un régimen marxista
que le arrebató colegios, asilos, hospitales y la posibilidad de estar cerca
del pueblo cubano. Como ciudadanos de segunda clase en Cuba, los sacerdotes
veían como los cubanos se alejaban de la Iglesia por miedo a las consecuencias
económicas y políticas.
Ahora, los cubanos están volviendo a la
Iglesia católica gracias a que “hay mayor comunicación con el Gobierno”, y a la
acción incansable de sacerdotes, religiosos y laicos que han conservado la fe y
la han seguido transmitiendo durante todos estos años.
¿Cómo es la situación de la Iglesia
católica en Cuba actualmente, y cuáles son sus principales retos?
La situación de la Iglesia es que tiene que
tener mayor contacto con el pueblo, y nosotros tenemos muchos medios para
hacerlo. En Cuba falta gente para la pastoral, hay muy pocos sacerdotes y
religiosas. Pero bueno, esto que está sucediendo en Cuba, también está pasando
en España, donde también faltan sacerdotes.
Yo creo que la Iglesia cubana es como un
laboratorio para muchas otras iglesias. Nosotros, al tener pocos sacerdotes, tenemos que promover el laicado. En
Cuba, gracias a Dios, llevamos ya más de 50 años desde que se instauró un
gobierno marxista, que durante los primeros 30 años fue muy duro, con muchas
limitaciones para la Iglesia.
Ahora tenemos pocos sacerdotes pero tenemos
muchos laicos que también tienen la conciencia de que la misión es fundamental,
y que si ellos no son misioneros y testigos, entonces, ¿cómo se distinguen
frente al resto de la sociedad?
Otro reto que afrontamos es una Iglesia sin
recursos. A la Iglesia cubana no le quitaron grandes propiedades, ni fábricas,
ni tierras, ni latifundios, lo que le
quitaron fueron colegios, asilos y hospitales. Hubo mucho tiempo de
separación entre el pueblo y los sacerdotes porque se impedía esa relación,
entonces eso provocó que la predicación de la iglesia, la formación a los
fieles cada día se hiciese más difícil, además del miedo de muchas personas de
pertenecer a la Iglesia, porque eso les podía traer consecuencias económicas,
políticas.
Ahora hay un regreso de personas, no
multitudes, pero sí hay un regreso a la Iglesia de personas debido al trabajo
de evangelización.
Las
personas prestan sus casas y ahí surgen comunidades. Otro reto que tenemos son las vocaciones.
Cuba es uno de los países con índice de natalidad más bajo, llevamos tres años
en los que la natalidad disminuye, disminuye la natalidad y además disminuye la
población por dos motivos, por la disminución de la natalidad y porque muchos
jóvenes se van del país, por lo tanto la cantera natural de las vocaciones que
son las familias con los hijos que van creciendo, si no nacen o se van del
país, pues… ese es un gran reto que tiene la Iglesia.
¿Es difícil ser sacerdote hoy en Cuba?
Yo creo que ser sacerdote puede ser difícil
donde sea, porque creo que el sacerdote en cualquier lugar que esté, tiene sus
retos. En definitiva, es llevar a Jesucristo a los demás, y Jesucristo es una
persona que cuestiona. Pero yo dificultades no he tenido, sí que me gustaría
poder hacer más cosas, pero dificultades no he tenido, solo que estoy
dificultado a la hora de hacer mi pastoreo, que son dos cosas diferentes. Y yo
creo que uno tiene que vivir el sacerdocio con esa disponibilidad hacia el
Señor, y siempre con la conciencia de que uno hace algo.
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