Como un pastor protestante concluye que el diezmo fue solamente para el
pueblo de Israel.
“El diezmo pertenece a la ley que Dios le dio al pueblo de Israel. La
Iglesia no es la nación de Israel”.
Como otros muchos pastores protestantes, el Pastor Nicolás
García, analizando con profundidad y coherencia la Biblia llega a conclusiones
católicas. Este es el resumen de su argumentación en lo que se refiere al
diezmo:
El pueblo de Israel debe cumplir su ley y la Iglesia
cumple la Nueva Ley. El pueblo de Israel obedece a las leyes del Antiguo Testamento
y la Iglesia se edifica sobre el Nuevo Testamento.
Algunas iglesias, para justificar el diezmo actual, buscan entonces el fundamento de que el diezmo
es “anterior a ley” en los siguientes pasajes bíblicos:
Gen 14: Abraham da diezmo a Melquisedec. Olvidan el
contexto en el Abraham da ese diezmo del resultado del “botín de guerra” que
obtuvo; ni antes, ni después, ni en ningún otro pasaje se menciona que Abraham
diese diezmos. Es un hecho aislado, resultado de una situación excepcional, de
la victoria de una guerra.
Gen 28:20-22: Jacob le propone a Dios darle el diezmo,
si le bendice y le guarda y le da prosperidad. No sabemos si Dios aceptó su
propuesta, ni sabemos si Jacob la cumplió, ni en ningún otro pasaje se habla de
que Jacob diese diezmo. Hay que tener en
cuenta, también ese contexto, antes de aceparlo como ley universal.
Luego, los pasajes “anteriores a la Ley” no pueden ser
concluyentes.
Entre los pasajes de la Biblia que establecen el diezmo
para el pueblo de Israel, el preferido por los “defensores” del diezmo actual,
está
Mal 3:8:10:”…con vuestros diezmos, la nación entera me defrauda…”
Pero, una vez más, olvidan su contexto: Dios está hablando a la nación de
Israel.
El diezmo era el alimento para los huérfanos, las viudas y los levitas.
Como enseña el Deut 14:22-29 se trataba del diezmo de
alimento, de los frutos de la tierra y
del ganado (nunca fue dinero)
El que no tenía tierra o ganado no tenía que diezmar.
El diezmo anual era para que todo el pueblo lo emplease en una gran fiesta
de agradecimiento a Dios, no solamente para los levitas, los huérfanos y las
viudas.
El diezmo de cada tres años, sí que era,
para los huérfanos, viudas y levitas.
Cada siete años, no se recogían diezmos porque no se cultivaba la
tierra.
En el Deuteronomio se especifica que “sólo los levitas podían cobrar diezmos”.
Tanto es así que
los judíos actualmente no cobran diezmos porque no pueden probar quienes
son los descendientes de levitas. ¿Qué pastor puede asegurar que desciende de
la tribu de Leví?
En la Iglesia de los primeros cristianos cada uno
aportaba según le dictaba su generosidad y sus posibilidades.
1 Cor 16:1-3: “…cada uno de vosotros guarde en su casa
lo que haya podido…”
Era para ofrenda de los santos (que no eran los
apóstoles, sino todos los cristianos y, concretamente, los de Jerusalén que
estaban pasando hambre).
2 Cor 8:1-12; “…según las posibilidades de cada uno, a
decisión de la voluntad…”
2 Cor 9:7-8.: “que cada uno de, conforme a lo que
resuelva su corazón”
Por otro lado, los pastores que se acogen a la Ley
para el diezmo, olvidan otras múltiples exigencias y preceptos de la Ley: no
tomar mariscos, apedrear al hijo rebelde y contumaz, circuncisión, guardar el
sábado, no comer sangre… Lev 11:9-23. Deut 21:18-21.
No tiene sentido exigir el cumplimento de determinados
preceptos de la antigua ley y olvidar otros.
El pastor concluye que es correcto dar el diezmo, o lo
que se quiera dar a la Iglesia, pero lo
que no es correcto es “exigirlo”.
Este tema, entre otros, le llevó al pastor Nicolás
García a abandonar la iglesia evangélica.
Aprovechamos para
recordar al lector la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica
sobre la obligación de ayudar a la Iglesia, n.2043.
El quinto mandamiento
(ayudar a la Iglesia en sus necesidades) señala la obligación de ayudar, cada
uno según su capacidad, a subvenir a las necesidades materiales de la Iglesia.
La Iglesia enseña la
doctrina Paulina sobre la obligación de los fieles de contribuir generosamente
con las necesidades de la Iglesia, cada uno según sus posibilidades, pero la
manera en que lo hacen no está definida por la ley. La
medida es el amor y la capacidad de cada uno.
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