Un siglo después, devolución de la Catedral de San Petersburgo a la Iglesia
Ortodoxa
Construida
entre 1818 y 1858, la catedral de San Isaac tenía en la época imperial el
estatuto de principal catedral de Rusia.
Bajo la
Unión Soviética fue transformada en Museo del Ateísmo y, a partir de 1937, en
Museo de Historia del Arte.
Aunque se
reanudaron las ceremonias durante importantes fiestas religiosas a partir de
1990, es todavía uno de los principales museos de la segunda ciudad de Rusia.
La Iglesia
ortodoxa rusa salió traumatizada de la era soviética, durante la cual numerosos
edificios religiosos fueron destruidos o transformados en almacenes, centros
deportivos, fábricas o edificios administrativos.
Pero la
influencia de la Iglesia aumentó de manera espectacular bajo la presidencia de
Vladimir Putin, que aprobó la restitución al clero ortodoxo de bienes
confiscados por los comunistas.
La Iglesia
ortodoxa pide desde 2015 la cesión del control de la catedral, que promete
conservar como museo.
Recibió más
de 3,9 millones de visitantes en 2016, para unos ingresos totales de más de 800
millones de rublos (unos 12,6 millones de euros).
La decisión
de ceder a la Iglesia ortodoxa el control de la mayor catedral de Rusia,
convertida en museo durante la era soviética, genera protestas de algunos de
los habitantes.
"Lo
que es escandaloso es que esta decisión se tomara a espaldas de la
población", protestó Serguei Anapov, de 50 años, durante una manifestación
de más de 600 personas frente a la catedral de San Isaac. "¡Nadie nos
preguntó si estábamos de acuerdo".
Si la
Iglesia ortodoxa rusa recupera el control de la catedral como anunció el 10 de
enero la administración municipal, la
entrada que hasta ahora valía 250 rublos será gratuita.
"Las
actividades del museo serán mantenidas", afirmó Vladimir Leigoda, portavoz
del patriarcado.
Una
decisión que aprueban algunos habitantes de San Petersburgo, como Svetlana
Kuzmina, de 50 años.
"¡Devolver la iglesia a la Iglesia es normal! La
catedral no fue construida para ser un almacén, ni un teatro ni un museo".
"No
entiendo demasiado el objetivo de las manifestaciones", se interroga por
su parte Vasili Semionov, mientras se pasea cerca de la catedral. ¿Se cerrará a
los visitantes después de que vuelva a la Iglesia ortodoxa? No, entonces ¿dónde
está el problema?".
La Iglesia
seguirá organizando exposiciones y excursiones al museo, afirmó el Patriarcado.
"Antes era una catedral en un museo, ahora es lo
contrario: es un museo en una catedral".
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