Lalín, un pequeño pueblo, quiso
ser radical antirreligioso
Pero los ciudadanos no aceptaron.
Informa la agencia Gaudiumpress
Una polémica
medida del Ayuntamiento de la localidad de Lalín en Galicia, España, que
implantaba un laicismo radical en las instituciones y los espacios públicos fue
derogada después de que más de 21 mil
personas expresaran su desacuerdo a través de Internet. El alcalde de la
localidad agradeció la derogación de la medida que él mismo incumplió en varias
ocasiones al participar en actos religiosos.
"Ojalá sea una oportunidad para
que otros muchos municipios presenten mociones similares en las que se pida el
respeto a la fe y las creencias religiosas", comentó Polonia Castellanos,
presidenta de la Asociación Española de
Abogados Cristianos, que dirigió la iniciativa de rechazo a la norma.
"Los ciudadanos deben ser los que pidan a sus gobernantes que defiendan la
libertad religiosa tal y como viene establecido en la Constitución Española y
en los tratados Internacionales".
"La moción de
aconfesionalidad se aprobó el 28 de abril de 2016 en el pleno del Ayuntamiento
con el respaldo del gobierno cuatripartito que dirige la población",
explicó la Asociación Española de Abogados Cristianos que dirigió la iniciativa
de rechazo a la norma. "El texto pretendía implementar una serie de
medidas como prohibir los símbolos
religiosos en los espacios públicos, prohibir los actos religiosos organizados
por el ayuntamiento, eliminar los nombres de calles, colegios o vacaciones con
referencias religiosas, etc".
La Asociación calificó la
moción como "la punta de lanza de una campaña de laicismo radical a nivel
nacional" y celebró que el texto fuera cambiado para reconocer "las raíces cristianas y católicas del
pueblo de Lalín". La Constitución de España ya establece la
aconfesionalidad del estado, y las medidas recientes que limitan las
expresiones de fe, la educación religiosa y otros aspectos han sido calificados
como una expresión de "una clara
hostilidad con la Iglesia y los católicos", y la voluntad de
"relegar a los creyentes a un segundo plano de la vida pública".
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