El
Cristo Redentor de Río de Janeiro busca más amigos
El Cristo
Redentor, inaugurado en 1931 en la cima de un cerro de 710 metros de altura que
tiene las vistas más privilegiadas de Río de Janeiro, fue construido gracias a
dos campañas de recaudación de fondos realizadas por la Iglesia en 1923 y 1929.
"Los
registros históricos muestran cómo fue linda toda la movilización del pueblo brasileño, empeñado en hacer
donaciones para erguir el Cristo. Necesitamos ahora lo mismo para
garantizar su conservación y financiar nuestros proyectos sociales",
afirmó el rector del Santuario Cristo Redentor, el sacerdote Omar Raposo.
La Iglesia,
que desde hace 85 años sustenta el Cristo Redentor, la mayor atracción
turística de Río de Janeiro, decidió pedir ayuda a las empresas y a los fieles
para mantener la estatua de 30 metros que corona el cerro del Corcovado de esta
ciudad brasileña.
El próximo
martes el arzobispo de Río, cardenal Orani Joao Tempesta, presentará en la cima
del Corcovado una campaña para recaudar fondos para el mantenimiento del
monumento, elegido en 2007 como una de las nuevas siete maravillas del mundo,
según anticipó hoy el Santuario del Cristo Redentor en su página en internet.
La campaña "Amigos del Cristo Redentor" se propone dejar claro que, pese a la importancia turística del
monumento, su mantenimiento es una responsabilidad exclusiva de la
Archidiócesis de Río de Janeiro, su propietario, y que ahora "necesita
ayuda" para financiar los casi 5 millones de reales (unos 1,47 millones de
dólares) de gastos anuales que demanda el monumento.
De acuerdo
con el Santuario del Cristo Redentor, la campaña también quiere recalcar que la Archidiócesis no recibe nada de los
70 reales (unos 20,5 dólares) que paga cada uno de los turistas para acceder a
una atracción que recibe cerca de tres millones de visitantes al año.
Los
ingresos son vendidos por los administradores del Parque Nacional de Tijuca, la
reserva ambiental en la que está ubicado el cerro del Corcovado y que pertenece
al Gobierno federal de Brasil.
Para
costear el mantenimiento del monumento, la Archidiócesis cuenta con la ayuda de
algunas empresas que a cambio pueden explotar comercialmente la imagen del
monumento, entre ellas multinacionales de la talla de MasterCard, Pirelli y
Samsung.
Pero esas ayudas no son suficientes para financiar las
obras de emergencia que serán necesarias en 2017, alega el Santuario del Cristo Redentor.
Según un
comunicado del organismo, la empresa Cone Sul Construcciones presentó en
noviembre pasado un informe en el que alertó sobre la necesidad de
"intervenciones de emergencia en 2017 para evitar el riesgo eminente de
daños irreversibles y otras que garanticen su conservación preventiva".
La empresa
alega que las obras son urgentes porque el monumento "sufre un gran número
de descargas atmosféricas (entre 3 y 5 rayos al año) que exigen montar un nuevo
sistema de pararrayos y revisar todo la red eléctrica".
De acuerdo
con el Santuario, además de los gastos fijos anuales de mantenimiento por 3
millones de reales (unos 882.000 dólares), es necesario costear algunos no
previstos, provocados por los fenómenos climáticos que afectan a la estatua.
La
Archidiócesis también necesita anualmente de unos 1,3 millones de reales (unos
382.350 dólares) para pagar los salarios de sus empleados en el Cristo Redentor
y otros 720.000 reales (unos 211.765 dólares) de los proyectos sociales que
dependen de la atracción.
Los
recursos aportados por los patrocinadores se redujeron como consecuencia de la
grave recesión que enfrenta Brasil y dejaron de ser suficientes para financiar
los cinco millones de reales de costo anual.
"La
crisis está por todos lados. Tenemos dificultades para conseguir nuevos socios
y no tenemos garantías de que los actuales continúen. Hasta el diezmo de la
Iglesia se redujo", dijo en declaraciones al portal G1 el coordinador de
comunicación de la Archidiócesis, el sacerdote Marcos William.
El
Santuario, su administrador, recuerda que no
es la primera vez que la Iglesia lanza una campaña de recaudación de fondos
para el monumento.
El
monumento fue sometido en 2014 a importantes obras de restauración que lo
dejaron listo para los turistas que llegaron atraídos por el Mundial de fútbol
que Brasil organizó en ese año y por los Juegos Olímpicos de agosto pasado en
Río de Janeiro.
La
reparación de los daños provocados por una tormenta entonces tuvo un costo de
1,9 millones de reales (unos 558.820 millones de dólares) que fueron
financiados por una empresa privada.