El principio protestante 'solo Biblia' es contrario a la razón humana.
Viajero. Economista. Publicista. Gestión de Centros de Enseñanza y Fundaciones. Aprendiz de Escritor. Soñador.
El principio protestante 'solo Biblia' es contrario a la razón humana.
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El hispanista Arnaud Imatz rebate con datos históricos la leyenda negra de la conquista de América
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Bancos de alimentos: iniciativa privada
Por eso, con forma jurídica de fundaciones o asociaciones, los Bancos de Alimentos son organizaciones sin ánimo de lucro que operan en sociedades donde, a través del espíritu solidario y difundiendo los valores humanos necesarios, tratan de solucionar la necesidad básica del ser humano: la alimentación. Su forma de operar es luchando contra el despilfarro obteniendo alimentos excedentarios para donarlos a los más desfavorecidos a través de asociaciones benéficas.
No obstante, el grueso mayor de las donaciones y aportaciones materiales que se suscriben es a través de acuerdos y convenios que se firman tanto con organismos públicos como privados, sobre todo con empresas.
Transexuales: ¿el cuerpo humano miente?
A
pesar de los eslóganes ideológicos, la ciencia afirma que la naturaleza humana
exige coherencia entre los genes y el sexo fisiológico
Los conocimientos actuales de
El sexo corporal está determinado en la herencia biológica recibida de los padres. En primer lugar, por la diferente información genética del par de cromosomas XX de la mujer, o XY varón. En segundo lugar, porque los patrones, de la feminidad o de la masculinidad, se ponen en marcha ordenadamente por componentes específicos del cromosoma Y, o del par XX. La misma herencia genética –23 pares de cromosomas– está presente en todas las células del organismo.
Los genes de las células que constituyen las gónadas –ovarios o testículos–, que generan, a su vez, las células de la transmisión de la vida, bien femeninas –óvulos– o masculinas –espermios–, así como las células que forman los genitales, y las células del cerebro, se activan o se silencian al compás de las hormonas sexuales, cuya síntesis dirige la ausencia de un cromosoma Y en la mujer o la presencia en el varón.
Los órganos de la reproducción y el cerebro tienen sexo. Sólo un cuerpo de mujer forma y madura óvulos, y sólo un cuerpo de varón produce espermios. El estado del ADN de los óvulos es diferente del estado que tiene el material genético de los espermios. Ese estado del ADN específico de sexo se denomina impronta parental.
La identidad sexual forma parte de la identidad biológica de cada persona. El «yo» se somatiza en el cuerpo, que es sexuado. El sexo cerebral, psicológico, coincide con el corporal, y da lugar a un amplio margen de estilos de los varones y las mujeres. El cerebro tiene sexo.
Esto no supone ignorar que hay personas transexuales, que se sienten del sexo opuesto al de su cuerpo, ni ignorar que existen personas con un trastorno del desarrollo gonadal –«ovotesticular»–, que presentan ambigüedad en las estructuras gonadales y en los genitales.
Hoy sabemos que la causa de ambas condiciones es genética. La alteración de uno o más genes lleva consigo deficiencia de alguna de las enzimas ligadas al metabolismo de las hormonas sexuales y, con ello déficit, o exceso, en la acción que éstas ejercen sobre la regulación de otros genes.
Durante la fase prenatal los genes de los cromosomas sexuales establecen las estructuras de los testículos o de los ovarios fetales que fabrican las hormonas. También el cerebro recibe y metaboliza las hormonas, en momentos adecuados y diferentes de los de la consolidación de las gónadas. Mantiene un delicado equilibrio hormonal que traza las líneas maestras del patrón cerebral femenino o masculino.
A diferencia de cualquier otro órgano, el cerebro es plástico toda la vida. Se estructura y funciona a golpe de hormonas en algunas fases tempranas de la vida, y sobre todo de vivencias, experiencias, adicciones y decisiones. La acción de las hormonas es especialmente intensa en la infancia –primera pubertad– y en la pubertad con la que comienza la adolescencia.
Puede afirmarse que la acción directa de las hormonas sexuales sobre el cerebro es un factor crucial en el desarrollo de la identidad de género, masculina o femenina. No obstante no es suficiente. De hecho, hay diferencias en la sensibilidad a los andrógenos, hay diferentes niveles hormonales y de los receptores, que las captan para que ejerzan su acción específica en las células tanto de los órganos de la reproducción, como del cerebro.
Por ello, existen personas transexuales a las que su cuerpo no les dice lo mismo que su «yo». Y existen personas, antiguamente denominados «intersexos» o «hermafroditas», que su cuerpo les da un mensaje ambiguo, por sufrir un trastorno del desarrollo ovotesticular.
Los conocimientos actuales apuntan, en el caso de la transexualidad, a una disfunción en la percepción cerebral del propio cuerpo, que no es una simple cuestión de preferencia dependiente del entorno social o del aprendizaje. Y, por ello, la investigación biomédica pone en tela de juicio que la armonía psique/ corporalidad se alcance con las intervenciones quirúrgicas y los tratamientos hormonales que cambian el sexo genital y los caracteres sexuales secundarios y a su vez afectan al cerebro.
Las personas con trastorno genético del desarrollo gonadal tienen estructuras corporales con ambigüedad sexual, sin efectos cerebrales. Los niños que nacen genética y hormonalmente como varones se identifican desde la infancia como varones, a pesar de haber sido, muchas veces, criados y educados como mujeres, e incluso haberles sometido a una cirugía feminizante y des-masculinizante en el nacimiento.
A su vez, niñas sometidas a altos niveles de andrógenos –que proceden de las glándulas suprarenales– en la etapa prenatal tienen genitales masculinizados y, sólo en casos extremos, presentan transexualidad. Hoy podemos saber qué ha causado la ambigüedad gonadal, y educarle como lo que es en realidad. Los tiempos de que ante la duda «sea niña», han pasado afortunadamente.
Desde hace algo más de una década, ese slogan se ha convertido en el icono de la modernidad y algunos defienden que esta perspectiva ha de aceptarse y transmitirse desde la infancia. La idea que subyace es librarse de las exigencias del propio cuerpo, ser autónomo y auto-construirse a sí mismo. El sexo –se dice– no es nada más que una función fisiológica –que sólo ofrece ser varón o mujer como únicas posibilidades–, mientras el genero se refiere a las preferencias y éstas son realidades sociales sujetas a cambios tantas veces como se quiera.
Y sin embargo, la biología no es cultura y no se cambia fácilmente, ni sin pagar un alto precio. Es la persona, cada uno de los hombres y mujeres, el que es un ser vivo cultural. El protocolo de este experimento requiere pasar el tribunal de la ciencia ¿Qué supone contraponer en una persona el sexo biológico y el psicológico y social? ¿Qué es innato en ello, y qué cultural? ¿Qué ofrece la biotecnología, de hecho, al cambio de sexo? ¿Qué garantías de éxito hay?
Y si resultara que el experimento no es válido: ¿Cómo paliaríamos las consecuencias en las posibles víctimas a las que no se les ha dado opción de elegir participar o no en el experimento?
5 veces en que la ciencia asegura que la vida comienza en la fecundación
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España llevó a los pueblos de América a la Era Moderna
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Miguel Borrallo
¡ESPAÑA! ¡A ti te grito!
¿Cómo se te ocurre traer veinticinco universidades y luego irte si en las colonias anglosajonas de América los ingleses se fueron sin dejar nada? ¡Y te atreviste a hacerlas con cátedras en lenguas nativas amerindias! Encima construiste catedrales, museos, hospitales, escuelas, puertos y ciudades. ¡Y se te ocurrió construir escuelas para los hijos de los caciques y les diste la misma educación que recibían los nobles españoles!
A tal punto llegaste, que el primer informe que le presentaba a Carlos V
una queja sobre las conductas de algunos encomenderos, lo escribió un indio
alfabetizado y con estudios superiores en un perfecto castellano del siglo XVI.
¿Por qué les diste títulos de nobleza a los caciques? ¿No ves que luego terminaron agradecidos y peleando por el rey Fernando VII con grados militares, incluso de generales, en el ejército realista? A diferencia del ejército de Bolívar, que contaba con 7.500 soldados y oficiales ingleses y además la flota inglesa llegando hasta El Callao. Y luego nos trajiste a nosotros, a nuestros ancestros europeos, muchos que gracias a Hispanoamérica tuvieron un lugar donde refugiarse y así huyeron de miserias y horrores de muchas guerras. Y a muchos españoles se les ocurrió casarse con nativas
¡¡NOOOOOOO!!! ¡Así no se hace! ¿Acaso debiste aprender de Inglaterra y de Holanda que no dejaban vivo a nativo alguno?
Te llevaste la plata que en América no tenía valor comercial y le dejaste
el 90 % de la dieta cárnica y cerealera, redujiste la siembra de cuarenta a un
solo día por hectárea, unificaste un continente que no tenía conciencia de
serlo, rescataste buena parte de las lenguas nativas que antes de ti eran
ágrafas y que luego con la independencia se volvieron a perder.
Llevaste a los pueblos de América de la Edad de Bronce y del Neolítico a la Era Moderna. Y trajiste al Nuevo Mundo el pensamiento griego, el orden romano, un idioma que les permitió unirse a todos los pueblos de un continente en un solo y gran imperio y una religión que acabó con el canibalismo y los sacrificios humanos que tan felices hacían a los aborígenes; bueno, a algunos, porque a las víctimas no tanto. ¡Encima te pagaron con infamias!
Por Patricio Lons (Hispanista Argentino)
Nota
de este blog: todo esto sin mencionar que España dejó en América el tesoro de
la cultura cristiana.