Rupert Everett, el actor homosexual contrario a los
postulados gay.
No se siente representado
por la comunidad gay
Estudió dos años en la Royal Shakespeare Company, y luego integró la
compañía teatral Citizen Company of Glasgow.
Inició su fama en 1984 cuando interpretó a
un joven estudiante abiertamente homosexual en la película Otro
país, tras haber protagonizado el mismo papel en la obra teatral en 1981.
Desde ahí ha aparecido en diferentes películas en el rol de homosexual
como La boda de mi mejor amigo de 1997 y The Next Best Thing (Algo casi
perfecto, 2000), donde compartió protagonismo con Madonna.
Su historial incluye otros filmes tan recordados como
la comedia romántica Shakespeare in Love, El placer de los
extraños de Paul Schrader y
una de las entregas de Las crónicas de Narnia.
Es amigo de Madonna y
participó en su versión de la canción «American Pie» y le hizo los coros en «Wonderland», canción que fue
la cabecera de una serie con el mismo nombre.
Everett no teme decir lo que piensa, aunque sea
contrario a los postulados del Lobby LGTBI, porque, como él mismo reconoce, no
pertenece a ningún colectivo.
La
vida del actor, ha estado siempre tras las drogas y el sexo no han perdido
protagonismo hasta hace pocos años, sobre todo cuando conoció a Henrique, su
actual pareja, pero por el camino sus obsesiones y su carácter le han llevado a
quedarse casi sin amigos.
En entrevista en la revista XL Semanal, Everett no
se ha callado nada, para lo bueno y para lo malo. Como cuando reconoció en su
biografía muchos escándalos sexuales, sus relaciones más depravadas o algunas
intimidades de su mejor amiga hasta 2006, Madonna.
Y entre esas manifestaciones, que dice
muchas veces sin pensar, también hay algunas ideas sorprendentes, viniendo de
él.
A pesar de ser homosexual, Everett
se muestra contrario a la adopción por parte de una pareja gay,
No
se siente representado por la comunidad gay, sino por sí mismo. “No hablo en representación de la
comunidad gay. De hecho, no me siento parte
de ninguna ‘comunidad’. La única comunidad a la que pertenezco es la
humanidad”.
Everett, que también tuvo una adolescencia
algo tumultuosa, es bastante precavido a la hora de aplicar las ‘leyes LGTB’ a
los niños.
Por ejemplo, tampoco entiende que ahora todo el mundo abogue por operar a cualquiera
que diga sentirse del sexo contrario o empezar a darle hormonas o
feromonas. Y lo dice porque él mismo se vestía de chica de pequeño, pero con el
tiempo dejó de hacerlo.
“Entre
los 6 y los 14 años me moría de ganas de ser una niña. Gracias
a Dios que no vivíamos en el mundo de hoy. ¡Ahora estaría tomando hormonas y
sería una mujer! A
los 15 años cambié de idea y dejé de estar empeñado en cambiar de sexo».
Insiste en que esa ‘solución médica’ no es lo mejor, al menos durante la minoría de
edad. “Es encomiable que dejen que sus hijos se expresen” explica, “pero recurrir a las hormonas tan jóvenes
es peligroso. Muchos niños y adolescentes son ambivalentes en lo tocante al
sexo. Tendría que haber otra forma de abordar el problema”.
Tampoco se calla a la hora de criticar
a Bruce Jenner, el padrastro de las Kardashian, que se declaró transexual.
Para Everett, Jenner cometió un tremendo error: “La pobrecita suspira, no
tenía idea de lo que supone ser transexual. Cuando descubrió que todos son drogadictos
o prostitutas, se quedó horrorizada. Además,
no creo que sea una mujer de verdad. Solo es un hombre que se viste de mujer”.
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