Salvar bosques en El Salvador
Un
grupo de mujeres impiden la tala de uno de los últimos pulmones verdes de la
capital.
Uno de los principales problemas
ambientales de El Salvador es la deforestación causada principalmente por la
tala de bosques para la agricultura, construcción de maquilas, residenciales y
también por la quema generada en gran medida por los sucesivos bombardeos del
ejército en el período del conflicto armado (1980-1992), entre otros.
Aunque desde hace unos siete años,
comenzaron tomarse medidas para frenar este problema, aún es insuficiente, al
presentarse hechos como el que enfrentan los pobladores de Santo Tomás.
El pasado año, el presidente, Salvador
Sánchez Cerén, reafirmó el compromiso de su gobierno con el cumplimiento del
Desafío Bonn, en el que El Salvador junto a otros países del mundo asumen el
reto de restaurar 150 millones de
hectáreas de tierras degradadas y deforestadas para el año 2020.
La activista ambiental Sonia Sánchez ganó
recientemente dos demandas frente al Grupo Roble, una de las más poderosas
corporaciones privadas de El Salvador, resultado de la firme la lucha por la
Madre Tierra.
La mujer había denunciado la tala masiva de 28 hectáreas de bosque
para construir 426 viviendas exclusivas en el municipio Santo Tomás, uno de
los últimos pulmones verdes del área metropolitana de San Salvador, pese al
desacuerdo de sus pobladores.
Su hija, Marcela, afirma que, aunque su
mamá ganó estas batallas, continuarán junto a las organizaciones de mujeres
jóvenes y adultas del municipio luchando porque se respete el entorno natural
que les da vida.
Desde esas organizaciones iniciaron la
lucha en defensa de los bienes naturales a partir de que la citada empresa
inició a deforestar el bosque de carga hídrica en Santo Tomás para la construcción
de un residencial.
El presidente, Sánchez Cerén, afirma que la recuperación de los ecosistemas
degradados es fundamental para el bienestar de toda la humanidad. El país se ha
comprometido en reforestar un millón de hectáreas, eso significa la mitad del territorio nacional, es una enorme
responsabilidad y estamos trabajando en lo inmediato con reforestar 100 mil
hectáreas.
El Salvador viene tomando acciones en esta
materia desde el gobierno anterior, para convertir a la región del Trifinio
-compartida por El Salvador, Honduras y Guatemala- en una reserva de la
biósfera transfronteriza reconocida por la UNESCO.
Organizaciones ambientalistas acompañan
este esfuerzo, pese a situaciones como la que sufrió Sonia Sánchez, su hija, y
quienes en Santo Tomás buscan proteger la floresta, el país, y el planeta.
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