Chile: una petrolera repara los daños
causados con mejora ambiental, en lugar de multa.
Por primera vez, una empresa debe reparar “in
situ” daño ambiental
En 2007, en el derrame de petróleo más
importante de la década, se vertieron unos 700 mil metros cúbicos de
combustible en la bahía de San Vicente, Talcahuano, Región del Biobío.
La emergencia se desató el 25 de mayo de
ese año, cuando el buque New Constellation descargaba en el terminal que la
estatal posee en el lugar. Entonces, se registró una filtración en los tubos
submarinos que conectaban el muelle con los estanques donde se almacena el
crudo.
Con el correr de los días, la mancha de
mineral se extendió por la bahía, y afectó gravemente a los pescadores de la
caleta Infiernillo, que recalan justamente frente al lugar donde comenzó la
fuga. Recolectores de algas y de mariscos vieron también perjudicada su
actividad.
La investigación que se inició por el
accidente determinó que la refinería no realizó un mantenimiento adecuado de
los ductos en el muelle de descarga. Esta situación originó una serie de fallas
que terminaron en el derrame.
El Consejo de Defensa del Estado decidió
demandar a Enap por daños ecológicos, especialmente por el perjuicio causado en
el humedal de Lenga y su estuario, que son parte del santuario de la naturaleza de la Península de Hualpén.
Finalmente, el 6 de agosto de 2014 el
Ministerio del Medio Ambiente y la estatal firmaron un convenio de
transferencia de recursos, con el objeto de dar cumplimiento a la transacción
judicial suscrita por escritura pública entre el CDE y la refinadora, que puso
fin al juicio por indemnización.
En
lugar de castigar a la empresa con una multa, que es el procedimiento
tradicional, por primera vez se decidió que esta destinara los recursos a
mejorar el santuario que fue afectado por el derrame.
Así, la petrolera invirtió en la
construcción de senderos, miradores y una sala de exposición. Además, Enap tuvo
que diseñar un programa de educación ambiental y un plan de manejo para el
santuario.
Todas estas mejoras fueron inauguradas
recientemente. Según el ministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier, la
experiencia es única en el país. “Las obras construidas tienen como fin la
educación ambiental de la comunidad, de los niños, de sus visitantes, y esto
sin duda ayudará a que las nuevas generaciones conozcan mejor y valoren más
nuestros ecosistemas, que valoren más los esfuerzos que hacemos como país para
protegerlos, y vivan de acuerdo a conductas más sustentables con el medio ambiente”,
comentó al visitar el lugar. A su juicio, estos cambios “ayudarán, en
definitiva, a que como país avancemos en un modelo de desarrollo más
sustentable”.
La experiencia aplicada en el santuario de
Hualpén será imitada en el Parque Cantalao, en Peñalolén, por donde pasa un
gasoducto. Allí, la idea es crear un centro de educación ambiental abierto a la
comunidad.
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