Arte y
pornografía
Interesante artículo de Alfonso Aguiló
¿Y no se exagera un poco a
veces con lo que supone el desnudo?
No
siempre tiene que considerarse pornográfico, puede ser una expresión artística.
En
todas las épocas, y sobre todo desde el arte clásico griego, existen obras cuyo
tema es el cuerpo humano desnudo. Y si son verdadero arte, esas obras ayudan a
comprender el misterio personal del hombre, y no incitan a rebajar al hombre o
la mujer a un mero objeto de placer. El
arte verdadero ennoblece todo lo que es humano, mientras que la pornografía
convierte la intimidad humana en un objeto de deseo público.
La
enseñanza de la Iglesia católica no está en contra del desnudo artístico, sino
en contra de la desnaturalización del sexo mediante su utilización comercial o su deliberada exhibición
ante terceras personas, porque tales conductas degradan la dignidad de la
comunicación sexual y envilecen a las personas.
Hay
multitud de obras de arte cuyo tema es el cuerpo humano en su desnudez, y su
contemplación nos permite centrarnos, en cierto modo, en la verdad total del
hombre, en la dignidad y belleza de la masculinidad y feminidad.
Sin
embargo, hay otras ocasiones en que el desnudo suscita objeciones en la
sensibilidad personal del hombre, no por causa de su objeto -pues el cuerpo
humano, en sí mismo, tiene siempre su inalienable dignidad-, sino por la
cualidad o modo en que se reproduce artísticamente, se plasma o se representa.
Si la intencionalidad fundamental que subyace supone una reducción del cuerpo
humano a rango de objeto destinado a la satisfacción de la concupiscencia, esto
colisiona con la dignidad del hombre, incluso en el orden intencional del arte.
Hay
que pensar, además, que si la cultura ha mostrado a lo largo de la historia una
tendencia clara a cubrir la desnudez del cuerpo, no ha sido solo por exigencias
climáticas, sino también como fruto de un proceso de crecimiento de la
sensibilidad personal: el hombre no quiere convertirse en objeto para los
demás, y la necesidad de velar por la intimidad del propio cuerpo refuerza la
profundidad misma del sujeto como persona.
Se
puede recordar cómo, por ejemplo, en los campos de exterminio la violación del
pudor era un método usado conscientemente para destruir la sensibilidad
personal y el sentido de la dignidad humana. No es una cuestión de mentalidad
puritana ni de moralismo estrecho. Es una cuestión que afecta a la misma
dignidad de la persona.
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