La llamada “maternidad
subrogada”
es el negocio de los vientres de alquiler.
Se celebró hace dos años un
Congreso, Feria comercial de “maternidad subrogada”,
en un hotel Meliá de
Madrid.
Aunque la legislación española
no aprueba la “maternidad subrogada”, se ha celebrado esa Feria Comercial con
22 expositores de tan “humanitario” servicio.
Un negocio
millonario a costa de la vida humana
El bebé se ha convertido en un objeto de
compra-venta. Pese a
que los defensores de la maternidad subrogada afirman que consiste en un “acto
altruista” y así conseguir su legalización la realidad es muy distinta.
Cada año este negocio mueve cientos de
millones de euros. En Estados Unidos una pareja que quiera un
hijo mediante esta técnica se puede llegar a gastar hasta 100.000 dólares mientras
que en Ucrania puede bajar hasta los 30.000. Las empresas que están detrás de
este negocio se aprovechan en una inmensa mayoría de los casos de mujeres que
pasan por graves problemas económicos y que ven una vía rápida para salir de su
situación. En Estados Unidos una mujer puede cobrar entre 20.000 y 35.000 euros
por utilizar su cuerpo para concebir un niño mientras que en México la cantidad
puede ser menos de la mitad.
La mujer es
tratada como si fuera una fábrica
Las mujeres gestantes son utilizadas
en este negocio como una mera factoría que fabrica bebés para otros.
Muchas de estas madres han sido ya vientres de alquiler en ocasiones
anteriores. Ni a los que pagan ni a los intermediarios les importa la situación
de la mujer ni el vínculo que como madre se genera durante los nueve meses que
el bebé está en su seno.
En este caso, lo importante es el aspecto
comercial y como en cualquier fábrica que la producción sea buena y que la
mujer cumpla su parte del contrato para que el producto sea justamente lo que
se había contratado. Ni humanidad ni sentimiento. Y son tratadas así porque
como se relataba en el punto anterior las empresas se aprovechan de la
situación de necesidad de muchas mujeres.
En países como India o Nigeria se han hallado incluso granjas de mujeres.
Las graves
secuelas que quedan para las mujeres
Cada vez son más numerosos los testimonios
de las mujeres que han sido utilizadas como vientres de alquiler y que han
vivido un infierno tras serles arrancados los bebés que han gestado durante
nueve meses. La ciencia ha demostrado la profunda
interrelación psíquica y física entre la madre y el hijo durante el embarazo.
El bebé,
utilizado como una mercancía
En los vientres de alquiler el bebé es un
medio para contentar a unos contratantes, que piensan únicamente en su interés y no en el del menor.
Además, los efectos negativos para el niño también son muy graves pues la
separación de su madre puede afectar al desarrollo psicológico del niño.
La Federación de Familias Católicas de la
Unión Europea también insiste en que el vínculo madre-hijo creado durante el
embarazo puede acarrear un grave riesgo para la salud
física y emocional del pequeño, tal y cono recogen numerosos
estudios científicos.
Con los
vientres de alquiler se promueve la eugenesia
En el momento en el que el bebé es tratado
como una mera mercancía los compradores quieren elegir el producto que más les
guste. Y esto es lo que están haciendo las empresas que comercian con los
vientres de alquiler. Por ejemplo, la compañía británica Baby Bloom que vende como punto estrella de su producto la
selección del niño perfecto.
“Te animamos a establecer factores precisos como inteligencia,
apariencia física y personalidad; nuestro equipo de expertos se
encargará de analizar los informes médicos y genéticos”, afirma en su web.
Pero su actuación va más allá y ofrece
óvulos de distintas categorías. Los de la serie A son óvulos de mujeres
especialmente bellas e inteligentes. “Usted
estipulará un contrato con la clínica y recibirá la garantía escrita de que el
niño será perfecto”. Esto es lo que ofrece pero, ¿qué pasa si
no te gusta? “Un embrión imperfecto no es trasplantado y si la imperfección se
manifiesta más tarde se interrumpe el embarazo. Usted tiene la plena garantía
de recibir un niño en perfecta salud”.
Una
práctica que provoca “tráfico de personas”
Las familias católicas y las feministas,
tan distantes ideológicamente entre sí, han encontrado un punto en común en su
oposición a los vientres de alquiler. Tanto la Federación de Familias Católicas
de la Unión Europea como el Partido Feminista denuncian el “tráfico de personas”.
El niño es arrancado de los brazos de su
madre y dado a otras personas a cambio de un dinero. Para el Partido Feminista
“los vientres de alquiler suponen un riesgo real de tráfico de personas”. “El estado
de necesidad que tienen las mujeres sometidas a la situación de alquilar su
vientre, a cambio de un precio, no deja de ser similar a la explotación
sexual”, denuncian las feministas.
Un nuevo tipo
de prostitución
Este punto tiene relación con el anterior
porque también une a feministas y católicos. Para las feministas los vientres
de alquiler son una práctica “no muy distante de la prostitución porque
se comercia con seres humanos, se están vendiendo niños”.
En este sentido, añaden
que la Declaración Universal de los Derechos Humanos en ningún momento dice que
exista “el derecho a tener hijos” por lo que “si la naturaleza no te ha dado
los medios, se puede adoptar. Por ello, considera que la maternidad subrogada “se
aprovecha de la precariedad de esas mujeres para gestar un hijo que luego les
arrebatan”.
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