China tampoco respeta la libertad religiosa.
Cuando el estado aplasta al
individuo
China ha pasado de una “política de hijo único”
a otra de “dos hijos”, lo que no servirá de nada para solucionar el grave
desequilibrio entre sexos y el envejecimiento galopante de la pirámide de
población.
El Gobierno sigue vigilando la natalidad con
medidas coercitivas como abortos forzosos y fuertes multas contra el tercer
hijo. A lo que hay que añadir una preferencia cultural por los hijos varones,
acentuada por las restricciones del Estado a la natalidad, que ha roto el
equilibrio demográfico natural.
En 2015 nacieron 34 millones de varones más que
de mujeres. El año pasado se abortó a 64 millones de niñas en China por esta
demencial eugenesia.
El desequilibrio entre sexos está contribuyendo
a que aumenten el tráfico de mujeres, los matrimonios forzosos y la explotación
sexual. En China, si eres mujer, tienes todos los boletos para una encrucijada
letal: si no te abortan, probablemente te esclavicen.
¿Y la
libertad religiosa?
El Gobierno chino revisa en estos días sus
leyes sobre asuntos religiosos, para introducir nuevos controles a la
educación, aumentar la fiscalización de los sitios web de contenido religioso y
reafirmar el principio de que la religión es una amenaza para la seguridad
nacional.
Entre los objetivos de las nuevas restricciones
a la libertad religiosa, están eliminar las iglesias protestantes y minar la
influencia del Vaticano en los católicos chinos.
Tras la muerte del obispo Vincent Zhu Weifang el pasado 7 de septiembre, el
hasta entonces obispo auxiliar Shao Zhumin toma el relevo de la diócesis de
Zhejiang (Wenzhou), una diócesis que cuenta con 120.000 fieles católicos.
Las autoridades chinas detuvieron al obispo Shao. La policía le arrestó el
pasado 23 de agosto y le llevó fuera de su diócesis. Ni siquiera le dejaron
celebrar el funeral de su predecesor. Desde entonces se encuentra exiliado de
su diócesis en el nordeste de China.
Increíblemente su único delito es haber sido nombrado obispo por la
Santa Sede en lugar de la iglesia oficial controlada por el Partido Comunista,
la llamada ‘Iglesia Patriótica’.
La detención y exilio de Mons. Shao supone un paso atrás en la
apertura que estaba realizando el régimen chino. Pero todavía queda
mucho para respetar plenamente la libertad religiosa de las minorías y el
respeto de los derechos humanos.
Estas son las últimas violaciones a la libertad religiosa practicadas por
el régimen comunista chino:
-
Persecución a las minorías cristianas conversas
del Tibet.
-
Persecución a las minorías augures musulmanes
-
Demolición de 1.200 cruces en la provincia de Zhejiang dentro de un plan sistemático de borrar
símbolos cristianos del paisaje.
Las autoridades chinas deben de reconocer que el Vaticano es la cabeza
jurídica y espiritual de la Iglesia católica. Tiene todo el derecho –y deber-
de dirigir el rebaño de los fieles de la diócesis de Zhejiang.
Sin embargo, en las últimas semanas se aprobó el reglamento de la
libertad de culto en China para “evitar infiltraciones religiosas extranjeras
en China”. Los expertos ya anticipan un endurecimiento de la represión. Así
se manifiesta Li Guisheng, abogado cristiano especializado en derechos humanos:
“Si se llega a aplicar, me temo que el crecimiento del cristianismo
en China sufriría un duro golpe (…) Podemos esperar un mayor
escrutinio, cierres de iglesias… desde luego, la situación va a
empeorar”
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