27
millones de jóvenes trabajan de manera informal en Latinoamérica
En América Latina y el Caribe hay poco más
de 20 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan.
Tres medidas para enfrentar el problema
“El
desempleo juvenil es muy elevado, pero es apenas la punta del iceberg del
problema de falta de oportunidades para quienes recién inician la vida
productiva”, dijo Elizabeth Tinoco, Directora Regional de la OIT para América Latina y el
Caribe, en el marco de una reunión regional sobre este tema que se inició en la
capital peruana.
La
reunión convocó a representantes de Gobiernos, empleadores y trabajadores para
analizar en forma más detallada cuáles son las políticas que funcionan al
enfrentar el problema de la informalidad en el empleo juvenil. En el encuentro
también participaron especialistas de OIT de África y Asia.
Seis de cada 10 empleos disponibles para
los jóvenes en este momento son en condiciones de informalidad, alertó la OIT en un informe preparado especialmente para la
reunión. En general se trata de puestos de trabajo de mala calidad y escasa
productividad, con salarios bajos, sin estabilidad ni perspectivas, sin
protección social ni derechos.
“Estamos
frente a un desafío político importante, pues el alto desempleo e informalidad
configuran un cuadro en el que se generan altas dosis de desaliento y
frustración por la falta de oportunidades”, dijo Tinoco. También dijo que
cuando los jóvenes sólo tienen acceso a empleos de mala calidad “se compromete
su trayectoria laboral futura”.
Por
otra parte recordó que las dificultades para acceder a un empleo digno
“perpetúan los ciclos de pobreza de las familias y dificultan la lucha contra
la desigualdad”.
Un
escenario complejo
En
América Latina y el Caribe hay unos 108 millones de jóvenes entre 15 y 24 años,
de los cuales poco más de la mitad, unos 56 millones, forman parte de la fuerza
laboral. Es decir, son jóvenes que tienen un empleo o que están buscando un
empleo en forma activa.
Entre
estos jóvenes la tasa de desempleo alcanza a 13,3 % en el promedio regional, el
triple que la de los adultos. Se estima que más de 7 millones de jóvenes no
logran conseguir empleo, lo cual equivale a 40% del total de desocupados en la
región.
La
mayor parte de estos empleos informales para los jóvenes son generados en la
economía informal, con gran frecuencia en pequeñas y micro empresas que no
están formalizadas. Pero las condiciones de informalidad también afectan a 32 %
de los jóvenes que trabajan en empresas formales.
La tasa
de informalidad entre los jóvenes asalariados llega a 45,4%, mientras que entre
quienes trabajan por cuenta propia, incluyendo los emprendedores jóvenes, la
informalidad llega a 86,4 %.
Las
señales de informalidad laboral son más agudas entre quienes menos tienen.
Entre los jóvenes que pertenecen al 20 % más pobre de la población regional,
apenas 22 % tienen un contrato escrito, y las tasas de afiliación a la
seguridad social apenas superan 12 %.
Tres
medidas para enfrentar el problema
“Hay que pasar de la preocupación a la acción
para enfrentar los retos del empleo juvenil, en especial en un momento como el
actual caracterizado por una desaceleración de la economía que podría presionar
a un alza en las tasas de desempleo y de informalidad”.
En el
caso específico de la informalidad laboral de los jóvenes se ha destacado la importancia de actuar con políticas en tres
ámbitos:
- Medidas
de incentivos a la creación y condiciones para el desarrollo de puestos de trabajo formales, como son los
subsidios para el desarrollo de negocios y o la expansión del empleo de los
jóvenes, y los programas para aumentar las calificaciones.
- Iniciativas
especialmente dirigidas a formalizar
trabajos y unidades informales, como son los regímenes de regularización,
los esquemas de inspección laboral, y el apoyo a la formalización de
microempresas de baja productividad.
- Iniciativas
de extensión de cobertura de protección
social a los trabajadores informales, como prestaciones por desempleo,
seguridad social en salud y protección a la maternidad.
“Estamos
hablando de aprovechar el potencial de la generación más preparada que hemos
tenido en nuestra historia”, dijo Tinoco. “Los jóvenes pueden hacer una
contribución esencial para la reducción de la pobreza, para combatir la
desigualdad y para contribuir con un crecimiento económico sostenible”.
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