Ni se casan, ni
son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo.
En
Mt
22, 30, Mt 22, 30 y Lucas 20, 24-36:
Y Jesús les dijo: En este mundo los
hombres se casan y las mujeres toman esposo pero los que sean juzgados dignos
de tomar parte en el mundo futuro y en
la resurrección de entre los muertos, no se casarán, ni ellas serán tomadas en matrimonio.
Pues ya no deben morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios porque son
hijos de la resurrección.
Nos
cuesta mucho entender esas palabras, es más, realmente no las aceptamos. Nos
parece que eliminan la bondad y santidad del matrimonio. No podemos imaginarnos
un matrimonio sin relación sexual.
¨Pues
ya no deben morir ya que son como Ángeles…¨ que son espíritus puros, sin
cuerpo, que no necesitan reproducirse.
Nuestros
cuerpos resucitarán con una corporeidad que desconocemos: un cuerpo
glorificado, con una vida incorruptible. ¨En
efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad;
y que este ser mortal se revista de inmortalidad¨ (1 Cor 15,35-37.
42. 53).
La
especie humana, como todas las especies animales, necesita reproducirse, lleva
impresa en su propia naturaleza el instinto de supervivencia como especie, por
eso la sexualidad del amor reclama la
reproducción. Es la respuesta de la vida contra la muerte.
La
especie humana tiene el instinto, en primer lugar, de supervivencia de la
propia especie, y luego de poderío, de
dominio de su propio espacio vital y por eso desde el inicio los grupos humanos
han conquistado otros territorios y han dominado otros grupos humanos. Un
pueblo contra otro pueblo, una raza contra otra raza,… El primer elemento,
instintivo, de defensa y de conquista, es la reproducción. Es un puro hecho
biológico; la población europea está disminuyendo y otras poblaciones invaden
su espacio; es simple equilibrio ecológico.
Pero
cuando la vida es eterna, no necesita reproducirse para defenderse.
Después
de la resurrección, igual que los Ángeles, la especie humana estará completa,
la vida será para siempre, eterna, no
necesitará reproducirse para sobrevivir, ni para conquistar.
El
amor entre personas, entre hombre y mujer, entre marido y esposa, será
completo, total, no necesitará del placer de la sexualidad, orientado por el
instinto reproductor.
1 Co 2,6-10: ¨sino que, según está escrito: Ni ojo
vio, ni oído oyó, ni pasó por el corazón del hombre, las cosas que preparó Dios
para los que le aman¨.
Es
decir, nuestros sentidos no sirven para captar esa nueva realidad, que será
real, no virtual. Pero una realidad muy superior a la que ahora conocemos; somos incapaces de imaginarnos cómo será la
naturaleza humana resucitada, no alcanzamos a entender la naturaleza del amor que habrá
entre las personas y entre los esposos.
Si
el amor entre hombre y mujer en esta tierra es maravilloso, ¿cómo será ese amor que lo superará y no
necesitará de la sexualidad como complemento, ni incentivo?
Para
la mente humana es más seductor que las dimensiones de la felicidad y el amor del cielo superen nuestras propias
expectativas. Si sus dimensiones fueran alcanzables por la mente y el corazón,
serían pequenas e insuficientes. Nos
parece apropiado para Dios que no seamos capaces de imaginar la grandeza de lo
que nos tiene preparado.
Viendo
nuestra existencia de este modo, se puede entrever que el celibato por el reino de los cielos, es un anticipo de la vida eterna
en el cielo.
Mateo
19:12
¨Pues hay eunucos que
nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por
los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del
reino de los cielos. El que sea capaz de
entender esto, que lo entienda¨.
No hay comentarios:
Publicar un comentario