Aniversario de la
beatificación del mártir Santiago Gapp,
decapitado por los nazis.
La Iglesia celebró
este sábado, la festividad litúrgica del beato Santiago
Gapp, sacerdote austriaco de la Compañía de María, que fue
decapitado en Berlín en 1943 tras ser localizado por la Gestapo en Valencia,
a donde había huido perseguido por el régimen nazi. Este año se cumple, además,
el 20 aniversario de su beatificación por el papa San Juan Pablo II en 1996.
Jakob Gapp (o
Santiago Gapp) nació en Wattens (Austria) en 1897 y, tras combatir en la
Primera Guerra Mundial en el ejército austríaco, ingresó en la Compañía de
María y fue ordenado sacerdote. Huyó
de su país perseguido por la Gestapo en 1939 “por sus contundentes críticas
contra el racismo de Hitler, que
plasmaba en sus homilías” y tras pasar por Burdeos llegó a Valencia en 1941.
Cuando llegó a
Valencia en 1941 ejerció como capellán
en el Colegio del Pilar donde dio clases de alemán y latín.
Un año después dos
jóvenes alemanes, que dijeron ser hermanos judíos perseguidos por los nazis,
fueron al colegio del Pilar a pedirle ayuda y estableció con ellos una sólida
amistad e incluso les preparó para el Bautismo.
Días antes del
Bautismo, Gapp fue invitado por los dos amigos a viajar con ellos a San
Sebastián y desde allí, mediante
engaños, le hicieron pasar a Hendaya, en Francia, donde fue
apresado por la Gestapo, a la que pertenecían los dos falsos judíos.
Por último, fue
conducido a París y luego a Berlín, donde hizo continua profesión de su fe
mientras era interrogado, hasta que finalmente fue guillotinado el 13 de agosto
de 1943 tras ser condenado a muerte por un tribunal popular.
El caso de Gapp impresionó
al propio Heinrich Himmler, máximo responsable de la Gestapo, que
aseguró que “con un millón de Jakobs
Gapp, pero de nuestra ideología, dominaríamos el mundo”.
En el proceso de
beatificación del marianista fue clave el testimonio de uno de los torturadores
nazis, el antiguo pastor protestante Karl Neuhaus, ante la Congregación para la
Causa de los Santos del Vaticano. Sus reliquias son veneradas en Innsbruck.
Los religiosos
marianistas celebran misas en su honor en sus comunidades, entre ellas en el
colegio del Pilar, de Valencia, donde fue acogido y dio clases, y donde su
figura ha sido presentada este curso a todos los alumnos de Bachillerato, tanto
en clase de Historia como en ejercicios espirituales, como modelo de fe.
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