Costa
Rica: no se puede equiparar el matrimonio a la unión homosexual.
La
Iglesia le hace frente al gobierno
En medio de un mar de sombrillas que
trataban de repeler el intenso sol de la mañana cartaginesa, el obispo fray
Gabriel Montero, en nombre de la Iglesia católica, alzó la voz este 2 de agosto
en contra de los proyectos de ley de matrimonio igualitario y de los planes
“abortivos” que impulsa el Gobierno.
“Al lado de esfuerzos laudables de nuestros
gobernantes por elevar la conciencia del pueblo respecto a la dignidad de la
persona humana y su igualdad de derechos y deberes, se promueven al mismo
tiempo proyectos de ley y prácticas abortivas contrarias a la vida humana”,
dijo en su homilía el obispo de San Isidro.
Fray Gabriel recalcó que dichos proyectos “buscan más bien favorecer a ciertos
intereses económicos tanto nacionales como extranjeros”.
El presidente de la República, Luis
Guillermo Solís, lo escuchó en silencio, y más tarde, el mandatario minimizó
esos señalamientos.
Lo mismo hizo su viceministro de la
Presidencia, Luis Paulino Mora, quien en traje entero, contestó con calma pero
acalorado, que no hay ningún interés del Poder Ejecutivo en igualar el
matrimonio civil de homosexuales con el matrimonio religioso de los católicos.
Sin embargo, estas respuestas se dieron
hasta minutos después del final de la homilía, en la cual, el Obispo Montero
señaló que la institución del matrimonio es víctima de ataques atribuidos a
“varios frentes”.
“Continúan desde varios frentes los ataques
contra el matrimonio y la familia: la promoción de una educación sexual basada
en una concepción mecánica y hedonista de la sexualidad y la proposición de
nuevos modelos de unión entre parejas presentados como iguales o hasta mejores
que la institución tradicional del matrimonio cristiano, como alternativas
igualmente válidas para la maduración y felicidad para las mismas parejas”.
“Lejos
estamos de pensar que los matrimonios de antes fueran todos buenos, mientras
que los de hoy fueran todos malos (…). Lo que más preocupa al respecto es que
en el pasado matrimonios no muy felices lograban mantenerse gracias a los
principios y valores antes mencionados y gracias al sacrificio y no poco
aguante”, concluyó monseñor Montero.
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