¿Cómo nació el villancico “Noche de paz”?


¿Cómo nació el villancico “Noche de paz”?

“Stille Nacht, heilige Nacht!”



FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, creador de la Leyenda Negra

 












FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS

Fue uno de los creadores de la Leyenda Negra que tanto ha perjudicado a España.



Aquí tienes lo que más te interesa de tu vida


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La Asociación Americana de Psiquiatría emite declaración contraria a la eutanasia.



La Asociación Americana de Psiquiatría emite declaración contraria a la eutanasia.

Permitir que los médicos participen en la eutanasia en definitiva causa más daño que bien.

 “La Asociación Americana de Psiquiatría, siguiendo la posición de la Asociación Médica Americana (AMA) sobre la eutanasia médica, sostiene que un psiquiatra no debe prescribir o administrar ninguna intervención a una persona que no presenta una enfermedad terminal con el propósito de causar la muerte”.
La Declaración fue aprobada por la Asamblea de la APA en noviembre de 2016 y por el Directorio (“Board of Trustees”).
“La eutanasia es la administración de un agente letal a un paciente por otra persona con el propósito de aliviar el sufrimiento intolerable e incurable del paciente”.
Es entendible, aunque trágico, que algunos pacientes en situaciones extremas -como los que sufren una enfermedad terminal, dolorosa y debilitante- lleguen a decidir que la muerte es preferible a la vida. Sin embargo, permitir que los médicos participen en la eutanasia en definitiva causa más daño que bien.
La eutanasia es fundamentalmente incompatible con el rol del médico como sanador, sería difícil o imposible de controlar y puede generar serios riesgos sociales. La eutanasia se podría extender fácilmente a pacientes inconscientes u otras poblaciones vulnerables. La participación de médicos en la eutanasia torna más significativa la prohibición ética. El médico que realiza la eutanasia asume una responsabilidad única en el acto de poner fin a la vida del paciente.
En lugar de involucrarse en la eutanasia, los médicos deben responder activamente a las necesidades de los pacientes en el final de su vida. Los médicos:
a) No deben abandonar al paciente una vez que se determina que la cura es imposible.
b) Deben respetar la autonomía del paciente.
c) Deben brindar buena comunicación y apoyo emocional.
d) Deben proveer cuidados paliativos adecuados y de confort.
Como se puede advertir, la declaración de APA se refiere a la eutanasia en los casos de personas con una enfermedad no terminal. Ello resulta en cierta ambigüedad, pues podría interpretarse que en los casos de enfermedades terminales el médico psiquiatra podría participar de una eutanasia. En realidad, una lectura de los dos textos que hemos transcripto puede dar lugar a la interpretación de que nunca es éticamente recomendable que el médico participe en la eutanasia. De hecho la norma del Código de Ética de la AMA se ubica en esta postura.
Además, el hecho de que la declaración se remita a los casos de enfermedades no incurables resulta de importancia para los psiquiatras, pues ellos suelen enfrentar situaciones de enfermedad mental que puede inducir a las personas a considerar la eutanasia.
La eutanasia se presenta como una de las más trágicas expresiones de la cultura del descarte, en la que la sociedad se desentiende del que sufre y habilita que otra persona ponga fin a su vida en forma directa. El camino alternativo y que expresa los verdaderos valores humanos es el del acompañamiento compasivo, el apoyo emocional y los cuidados paliativos.


Científicos y creyentes

 







Científicos y creyentes











Ejemplo impresionante: una madre heroica



Ejemplo impresionante: una madre heroica

Abusada desde los cinco y obligada a abortar a los 12, rechazó hacerlo a los 13 años.
Desde el portal Choices4Life nos lo cuenta
"Hay muchas cosas que no habrían tenido que pasar. Pero hay cosas en la vida por las que merece la pena luchar. ¡Tener a mi hija me salvó la vida!" explica Anna Richey. "Me estremezco al pensar en lo que habría sido aquél tiempo si la hubiera abortado".

Después de una infancia llena de abusos sexuales y palizas, Anna Richey descubrió cómo el aborto no podía ser la solución al drama que padecía y, en su segundo embarazo inesperado, con 13 años, apostó por su hija.

“Hay muchas cosas que no habrían tenido que pasar. Pero hay cosas en la vida por las que merece la pena luchar. ¡Tener a mi hija me salvó la vida!” explica Richey.

Años después de sufrir en su infancia la joven dirige el portal Choices4Life, dedicado a “restaurar el honor y la dignidad de las madres y los hijos concebidos en una violación”.

Anna Richey sufrió abusos desde los cinco años de edad por parte de su padrastro y quedó embarazada por primera vez a los 12. Atenazada por el miedo, machacada física y psicológicamente, fue incapaz de enfrentarse a su agresor.

Cuando éste se enteró de que estaba en estado, le propinó un puñetazo en el estómago y le obligó a tomar píldoras abortivas que, desgraciadamente, le hicieron perder a su primer hijo.

“El mató a mi bebé”, explica Anna, que describe sus sensaciones de entonces: “De todas las cosas que me sucedieron esto es lo que más me angustia. Nunca sabré quién podría haber sido mi hijo. Mi única esperanza es saber que algún día conseguiré verle a él o ella en el cielo”, “Sentí que si abortaba, estaría haciendo lo que él quería y ganaría otra vez”.

No estaba dispuesta a abortar de nuevo

Poco después de esta trágica experiencia, Anna siguió sufriendo abusos y, en una de las muchas violaciones a las que le sometía su padrastro, volvió a quedar embarazada. Sabiendo que si se lo contaba, volverían a obligarla a abortar, esta vez decidió decírselo a su madre, que vivía totalmente ajena a lo que sucedía.

“Sentí que si abortaba, estaría haciendo lo que él quería y ganaría otra vez. No sólo habría matado toda mi inocencia, también yo sería cómplice de matar a mi hija".

Su madre, al conocer el drama, recogió todas las cosas de Anna y sus hermanos, salieron de la casa y denunciaron ante la Policía todo lo sucedido. Finalmente, el padrastro abusador de Anna fue condenado a la cárcel. Y no sólo por abusar de Anna, sino por forzar también a la otra menor que vivía en la casa, su hermana.

La importancia de la ecografía

Cuando le hicieron la primera ecografía, Anna confirmó su intuición de que el aborto no iba a cambiar nada del horror que padeció, no iba a incrementar la pena para su agresor, ni le iba a aportar nada beneficioso: el aborto sólo iba a suponer la muerte de un inocente que no tiene culpa de los delitos de su padre, ni de la difícil situación de su madre.

Al oír por la ecografía el latido del corazón del ser humano que crecía en su interior, todas sus dudas se disiparon: “Me enamoré. Fue entonces cuando decidí que tampoco podía darlo en adopción”. 

“Ella es la belleza surgida desde mis cenizas; luz en la oscuridad que yo había soportado”.
Y eso que, siendo una niña tan pequeña, todavía en desarrollo, el embarazo no fue precisamente un camino de rosas. Unas seis semanas antes de lo previsto, empezaron las contracciones, que frenaron con medicación.

Al mismo tiempo, le dieron esteroides para ayudar a un mejor desarrollo del bebé, que finalmente nació tres días después.

“Hay muchas cosas que no habrían tenido que pasar. Pero hay cosas en la vida por las que vale la pena luchar. ¡Tener a mi hija me salvó la vida! Ella es la belleza surgida desde mis cenizas; luz en la oscuridad que yo había soportado. Me estremezco al pensar en lo que habría sido aquél tiempo si la hubiera abortado“,