¿Hasta dónde puede llegar el Estado?



¿Hasta dónde puede llegar el Estado?

La Iglesia mantiene el principio de subsidiariedad

La polémica entre los límites de los derechos del Estado y de los individuos es histórica y universal y, lo seguirá siendo.

El hombre es naturalmente un ser destinado a la sociabilidad se agrupa en comunidades en distintos niveles. La presión de esas comunidades locales nacionales y supranacionales, con frecuencia extralimita sus competencias, limitando la dignidad y libertad del individuo como persona.

Distintos grupos ideológicos utilizan esas estructuras para imponer sus intereses y, como dijo Francisco recientemente, “hay colonizaciones ideológicas que destruyen”.

Por ejemplo, cuando el Papa Francisco dice que  “hay una guerra mundial para destruir el matrimonio”, es un ejemplo de cómo entes supranacionales, manipulados por grupos ideológicos,  intentan imponer una legislación que se enfrenta a los derechos de las familias, de los padres a educar a los hijos, de los centros de enseñanza a elegir su proyecto curricular o, de los individuos a exponer sus creencias religiosas. Por no mencionar la injerencia de algunos poderes públicos en la vida de los individuos a través de la información virtual.

Por ello, la Iglesia elaboró el principio de subsidiariedad que establece que   “una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior”.

En cuatro breves puntos el Catecismo  nos resume y aclara hasta dónde puede llegar el Estado:

1883. “La socialización presenta también peligros. Una intervención demasiado fuerte del Estado puede amenazar la libertad y la iniciativa personales. La doctrina de la Iglesia ha elaborado el principio llamado de subsidiariedad. Según éste, “una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándole de sus competencias, sino que más bien debe sostenerle en caso de necesidad y ayudarle a coordinar su acción con la de los demás componentes sociales, con miras al bien común” (CA 48; Pío XI, enc. Quadragesimo anno).

1884. Dios no ha querido retener para Él solo el ejercicio de todos los poderes. Entrega a cada criatura las funciones que es capaz de ejercer, según las capacidades de su naturaleza. Este modo de gobierno debe ser imitado en la vida social. El comportamiento de Dios en el gobierno del mundo, que manifiesta tanto respeto a la libertad humana, debe inspirar la sabiduría de los que gobiernan las comunidades humanas. Estos deben comportarse como ministros de la providencia divina.

1885. El principio de subsidiariedad se opone a toda forma de colectivismo. Traza los límites de la intervención del Estado. Intenta armonizar las relaciones entre individuos y sociedad. Tiende a instaurar un verdadero orden internacional.


1894. Según el principio de subsidiariedad, ni el Estado ni ninguna sociedad más amplia deben suplantar la iniciativa y la responsabilidad de las personas y de las corporaciones intermedias.

No me extrañaría ver caer más estatuas en España

Entrevista a María Elvira Roca Barea: «No me extrañaría ver caer más estatuas en España; somos muy permeables a las modas»


BORJA CARDELÚS REBATE LA LEYENDA NEGRA




VÍDEOS

BORJA CARDELÚS REBATE LA LEYENDA NEGRA

¿Destruir estatuas o destruir la historia¿



¿Destruir estatuas o destruir la historia¿

Por Miguel Vidal, de ACTUALL

¿Sabías que el primer oficial negro en América del Norte (los EE UU todavía no se habían inventado) fue un mandinga nombrado por las autoridades españolas cuando aquel país era en gran parte español?

Era un esclavo huido de las plantaciones británicas a territorio español. Allí encontró la libertad, se hizo católico y fue bautizado como Francisco. 
¿Y sabías que la primera población de negros libres en América del Norte fue el asentamiento de Gracia Real de Santa María de Mosé, conocido más tarde como Fuerte Mosé, en La Florida? 

¿Sabías que la primera boda interracial celebrada en América del Norte (los EE UU no existían todavía) se celebró en 1565? Los contrayentes fueron un segoviano y una negra libre
Pero cuando América del Norte dejó de ser española y nacieron los Estados Unidos, las bodas interraciales fueron declaradas ilegales. Y así hasta 1967. Hasta esa fecha no se anularon las leyes antimestizaje. 

Desde el océano Ártico al Cabo de Hornos, desde el océano Pacífico al Atlántico, lo mejor de América hunde sus raíces en España.
Y la herencia española, cuyo legado tratan de destruir, fundamenta y explica los grandes valores de aquel continente.

¿Quién es el racista?
Los habitantes de Fuerte Mosé, todos ellos negros huidos de la esclavitud británica, se gobernaban a sí mismos, no tenían más autoridad que sus propios jefes, que estaban amparados por la Corona española, y tenían su propia milicia.

El enclave se convirtió en el primer pueblo de hombres negros libres.
Incrementándose constantemente el número de quienes escapaban de las plantaciones esclavistas de Carolina, el Gobernador de San Agustín, Manuel de Montiano ordena constituir bajo bandera de España, una Milicia Negra, con oficiales de la propia raza. Transcurre el año de 1738. 
Los lidera el Capitán Francisco Menéndez, en otro tiempo esclavo evadido, y con buenos conocimientos militares. 

La Milicia Negra es una fuerza operativa y capaz, habida cuenta de que su calidad de veteranos fugitivos les había dado un buen conocimiento de la zona, mientras que su condición de antiguos esclavos, los hacía valientes y con resuelta voluntad de vencer, para no volver jamás a la servidumbre. (La Milicia Negra libre de la Norteamérica Española)

Estos días gentes que se diría salidas de una nauseabunda mezcla de La naranja mecánicaFarenheit 451 y 1984, e impregnadas del mismo veneno que alimenta al fundamentalismo talibán, destruyen estatuas. Y la Historia revela a través de esa turba dónde está el racista y dónde quien defendió a los oprimidos.
«La ley y las costumbres españolas garantizaban a los esclavos una personalidad moral y legal, así como ciertos derechos y protecciones que no se encuentran en otros sistemas esclavistas», destaca la historiadora Jane Landers en «La nueva historia de Florida» (University Press of Florida, 1996). 

«Tenían derecho a la seguridad personal y mecanismos legales por los cuales escapar de un amo cruel» y «se les permitía poseer y transferir propiedades y presentar demandas legales, un derecho significativo que en América evolucionó al derecho de autocompra», señala Landers, profesora de la Universidad Vanderbilt. 

En este sentido, señala, «el énfasis en la humanidad y los derechos del esclavo, y la actitud indulgente hacia la manumisión incorporadas a los códigos de esclavitud y la práctica social españolas hacían posible que existiera una importante clase de negros libres, primero en España y después en la América española». (La desconocida historia de los negros libres en la Norteamérica española)

En fechas tan tempranas como 1512 España empieza a dictar leyes contra la esclavitud y en favor de los pueblos nativos de América. 
Hoy, los tribunales de justicia norteamericanos están devolviendo las tierras que les fueron arrebatadas [a los nativos norteamericanos] tras la salida de España, y lo hacen al amparo de las Leyes de Indias, el Código de las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, y las concesiones otorgadas por el Rey de España, y son afortunadas las tribus que conservan esos títulos, tan antiguos como valiosos. (Borja Cardelús: EE.UU. sin la historia de España)

Las leyes de Burgos (1512) y de Indias (1542) dan origen al concepto de derechos humanos y a la aparición del derecho internacional, gracias la Corona y a personajes y universidades españolas. 

Estados Unidos de España
Hasta los grandes mitos de la historia de Estados Unidos proceden de España:
El mundo del cow boy, con el vestuario vaquero, la vaca, el caballo, la montura, las espuelas, el sombrero, el rancho y el manejo ganadero, es una réplica exacta del modelo ecuestre y ganadero de las Marismas del Guadalquivir, trasplantado al Oeste y popularizado por el cine. 

En puridad, John Wayne es un vaquero de las marismas con un par de pistolas, y ese modelo es radicalmente distinto al de granjero a pie y recogida de heno que trasladaron los pioneros ingleses al Este. (Borja Cardelús: EE.UU. sin la historia de España)
Y junto a los mitos heredados de los españoles, los orígenes de su modo de vida:
Tampoco Texas o Nuevo México hubieran alcanzado su pujanza ganadera de no ser por las vacas, ovejas y caballos importados desde España. Y California no sería la potencia vinícola que es gracias a las uvas misioneras, que introdujeron los frailes españoles en las misiones. (Borja Cardelús: EE.UU. sin la historia de España)

Importantes zonas de Estados Unidos existen tal como las conocemos hoy gracias a España:
Hoy California sería territorio soberano de Rusia, y no de Estados Unidos, porque España penetró en California precisamente para frenar la expansión rusa.
Carlos III dio la orden de ocupar California, lo que se logró en una brillante acción, y España se asentó y desplazó a los rusos, que venían descendiendo desde el Norte. 
Y cuando España se marchó de California y la heredó México, a los Estados Unidos les costó poco trabajo expulsar a los mexicanos, pero no hubieran podido hacerlo con la potente Rusia, y hoy en California no se hablaría inglés. (Borja Cardelús: EE.UU. sin la historia de España)

El genocidio que nunca existió
Estos días la chusma y no pocos de sus portavoces, cargos electos que jamás debieron abandonar la primaria, aventan un supuesto genocidio a cargo de cualquier personaje histórico, con la condición de que no sea Marx, ni Engels, ni Mao, ni Pol Pot, ni Lenin, ni Stalin, ni Dolores Ibárruri, ni Carrillo, ni tantos otros criminales con calles, plazas y monumentos por toda España.
Pero el genocidio de España en sus colonias nunca existió:
La probanza demográfica de que esto no aconteció es el elevado número de nativos, mestizos y mulatos que en América se asientan. 
Véase, por el contrario, la tragedia de los indios norteamericanos exterminados en su práctica totalidad en la conquista del oeste, en el siglo XIX, o la limpieza étnica que realizaron los ingleses en Australia y Nueva Zelanda con los maoríes hasta bien entrado el siglo XX. (José Manuel Azcona: La América hermana)

Las «inocentes» víctimas 
Para construir la leyenda negra de los descubridores genocidas es preciso modificar los hechos verdaderos de diversas formas. 
En primer lugar hay que convertir a los habitantes nativos en lo que no fueron:
Se tiende a idealizar la existencia de los pueblos pre-colombinos de América, a los que se dibuja como pertenecientes al paraíso terrenal. 
Se insiste en su alta capacidad de observación astronómica y de su conocimiento matemático, y en las ampulosas pirámides arquitrabadas que construyeron. 
En mi opinión, una catedral gótica contiene progresos y novedades técnicas de elevado y superior rango. (José Manuel Azcona: La América hermana)
En segundo lugar es preciso convertir a los verdaderos genocidas en víctimas:
Se calcula, de forma general, que el promedio de ejecuciones en el imperio azteca estaría en las cien mil anuales con fines ceremoniales. 

El holocausto más grande conocido por la humanidad en menor tiempo tuvo como protagonista al imperio azteca en 1487 cuando, en la inauguración de la pirámide de Tenochtitlán, se sacrificaron a 80.400 personas en un día para calmar la ira de los dioses. Además, aztecas e incas desarrollaron la nefanda costumbre de comer carne humana.

La esclavitud y la violencia extrema sobre otros pueblos enemigos de los aztecas, mayas e incas fue ampliamente desarrollada para ser la base de estos sacrificios y comida, y como abundante mano de obra para la ejecución de sus impresionantes construcciones.
La historiografía científica afirma que la conquista de estos imperios por escasos grupos de españoles dependió del apoyo masivo de otras tribus enemigas de esos imperios. (José Manuel Azcona: La América hermana)

La guerra sucia 
La izquierda nunca se ha caracterizado por el fair play. Al contrario, el barro es su elemento preferido. Y en las guerras culturales es donde más recurre a él.
La destrucción de estatuas en América es idéntica a la campaña de la memoria histórica en España. Mismos objetivos, mismas técnicas.

Lo que está en juego en los Estados Unidos, en Europa y en otros lugares donde esos movimientos radicales se reproducen no es la condena del racismo, que es unánime en las democracias, ni la necesidad de reconocer las injusticias históricas (que por otra parte todos los pueblos han cometido en uno u otro momento), sino la imposición de un pensamiento único que asfixie el debate y destruya la democracia no mediante las bayonetas, sino mediante símbolos, consignas y narraciones pretendidamente liberadoras.

Derribar monumentos es una de las etapas del camino. (Ricardo Ruiz de la Serna: Derribar monumentos)
La destrucción de estatuas en América es idéntica a la campaña de la memoria histórica en España. Mismos objetivos, mismas técnicas.
Se trata de alterar el curso de la Historia para que el presente blanquee su ideología y resulte más cómodo aceptar sus propuestas.
·  En América la izquierda pintarrajea una estatua de Cervantes o derriba una estatua de Colón. 
·  En España “contextualizan” esas mismas estatuas, cuando no las “confinan” en almacenes municipales.
·  Y promueven “investigaciones” de “historiadores” avalados por sus correspondientes “universidades”, que sostienen que Cervantes o Colón eran catalanes, y por lo tanto progresistas.
Derribar estatuas o volar el Valle de los Caídos, América o España, memoria histórica, la guerra sucia de la izquierda:
El derribo de estatuas, los daños a monumentos y los intentos de reescribir la historia forman parte de un proyecto mayor: imponer un supuesto “progresismo” como forma única de pensamiento a través de los distintos dispositivos de control del discurso: la corrección política, la imposición de pretendidas culpas colectivas, la explotación de hipotéticos agravios, el uso del rencor y la indignación para neutralizar los debates, etc. 

Hay evidentes contradicciones que revelan la naturaleza totalitaria de esos grupos radicales al asalto de los símbolos nacionales de los Estados Unidos.
Ahí están la condescendencia con el terrorismo (que recuerda a las narraciones políticas post-coloniales), la estigmatización de Occidente y la exaltación de todo lo demás desde el islam radical hasta la Nueva Era, la exaltación de la violencia y, sobre todo, el antisemitismo. (Ricardo Ruiz de la Serna: Derribar monumentos)
Tiempo de barro y guerra cultural sucia es la que nos ha tocado vivir. Por ello es tan importante en nuestros días conocer la historia. 
La de verdad. La Historia.


El cerebro no es un ordenador



El cerebro no es un ordenador


Alma y cuerpo, imagen de Dios.



Alma y cuerpo, imagen de Dios.
Cada alma espiritual es directamente creada por Dios.

Cada persona es única e irrepetible, es una obra de arte exclusiva del amor “creativo” de Dios. No hay dos personas iguales, ni fisiológica ni espiritualmente. Cada persona es singular.
Parte de la belleza de la naturaleza creada por Dios es la diversidad, no sólo de especies, sino dentro de cada especie, que no hay ningún ser repetido.
Los padres aman a todos sus hijos y, a cada uno, de manera distinta, de la misma forma que Dios Padre, Creador, ama a cada una de sus criaturas como únicas, singulares.
Individuar es diferenciar, distinguir, definir la unicidad de una persona, una manifestación de dignidad.
El ADN corporal es lo que distingue total y definitivamente un cuerpo de otro. El alma, creada exclusivamente por Dios para cada persona, es lo que le define como ser humano, racional, espiritual e irrepetible, singular.

¿Qué nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC)?

¿Quién da el alma al hombre? CIC 366-368:
El alma espiritual no viene de los progenitores, sino que es creada directamente por Dios, y es inmortal. Al separarse del cuerpo en el momento de la muerte, no perece; se unirá de nuevo al cuerpo en el momento de la resurrección final.

La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios—no es "producida" por los padres—, y que es inmortal: no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final

¿En qué sentido el hombre es creado «a imagen de Dios?» CIC: 355-357
El hombre ha sido creado a imagen de Dios, en el sentido de que es capaz de conocer y amar libremente a su propio Creador. Es la única criatura sobre la tierra a la que Dios ama por sí misma, y a la que llama a compartir su vida divina, en el conocimiento y en el amor. El hombre, en cuanto creado a imagen de Dios, tiene la dignidad de persona: no es solamente algo, sino alguien capaz de conocerse, de darse libremente y de entrar en comunión con Dios y las otras personas.

¿Para qué fin ha creado Dios al hombre? CIC 358-359:
Dios creó todo para el hombre, pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecer en este mundo toda la Creación a Dios en acción de gracias, y para ser elevado a la vida con Dios en el cielo.

¿De qué manera el cuerpo y el alma forman en el hombre una unidad?
CIC 362-365:
La persona humana es, al mismo tiempo, un ser corporal y espiritual. En el hombre el espíritu y la materia forman una única naturaleza. Esta unidad es tan profunda que, gracias al principio espiritual, que es el alma, el cuerpo, que es material, se hace humano y viviente, y participa de la dignidad de la imagen de Dios.

El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la "imagen de Dios": es cuerpo humano precisamente porque está animado por el alma espiritual, y es toda la persona humana la que está destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el templo del Espíritu (1 Co 6,19-20; 15,44-45):
No es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día.

 La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar al alma como la "forma" del cuerpo; es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza.


El ser humano, por ser imagen y semejanza de Dios, tiene un recuerdo y memoria íntima de Dios, añora y aspira a su creador como Padre.

Las leyes de la Corona de Castilla que protegían al indígena



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Los pasos previos a la condena de Galileo



Los pasos previos a la condena de Galileo y lo que sucedió después, en 22 puntos esclarecedores




Jesús, el hijo del carpintero, 30 años de vida ordinaria



Jesús, el hijo del carpintero, 30 años de vida ordinaria, el 90% de su vida.

El valor extraordinario, santificador de la vida corriente de un cristiano. Hay muchos cristianos no declarados santos pero que lo son.

Hasta la edad de 30 años en que Cristo inició su actividad pública, permaneció en el seno de su familia, en el ejercicio de su modesta profesión de carpintero, heredada de José, su padre.
Los evangelistas, biógrafos de Jesús, no narran más de sus primeros 30 años porque no había más que relatar.

La redención del género humano lograda por Cristo, culmina con su muerte y resurrección pero, toda la vida de Cristo es redentora, todos sus actos nos han redimido. Los 30 años de vida ordinaria de Jesucristo son redentores y son ejemplo, modelo, para los cristianos.
Aunque se suele llamar a ese período de su vida, “vida oculta” no es porque  la ocultara sino, simplemente porque no aparece nada destacable, todo es ordinario: familia, trabajo, relación con parientes amigos, vecinos, clientes,…

El Catecismo en el n. 531 nos dice: Jesús compartió, durante la mayor parte de su vida, la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la ley de Dios (cf. Ga 4, 4), vida en la comunidad. De todo este período se nos dice que Jesús estaba "sometido" a sus padres y que "progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres" (Lc 2, 51-52).

Y en 533: La vida oculta de Nazaret permite a todos entrar en comunión con Jesús a través de los caminos más ordinarios de la vida humana:

«Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio. [...] Finalmente, aquí aprendemos también la  lección del trabajo. Nazaret, la casa del "hijo del Artesano": cómo deseamos comprender más en este lugar la austera pero redentora ley del trabajo humano y exaltarla debidamente. [...] Queremos finalmente saludar desde aquí a todos los trabajadores del mundo y señalarles al gran modelo, al hermano divino (Pablo VI, Homilía en el templo de la Anunciación de la Virgen María en Nazaret (5 de enero de 1964).

Es lógico que fijemos nuestra atención en los sorprendentes acontecimientos de la vida pública de Cristo y en lo llamativo de la vida ejemplar de muchos cristianos declarados como modelos de santidad pero, a lo largo de la historia, hay muchos cristianos no declarados santos, pero que lo son por haber vivido cristianamente una vida corriente.
La familia, el trabajo, la calle,… son “los templos” donde el cristiano busca y encuentra a Dios, es la vida real lo que se cristianiza, no hay otra vida.

El cristiano no vive en la parroquia, sino en la vida real. Esa es la actitud de ¨salir¨ de la que nos habla el Papa Francisco. Se podría decir que no tenemos que ¨salir¨ porque ya estábamos fuera, intentando ser ¨sal y luz¨.

Los resultados, la eficacia de la Iglesia y de una parroquia, no están el número de asistentas a actividades parroquiales, sino en el número de fieles que están cristianizando la sociedad: en el cumplimiento de los muchos deberes familiares, sociales y profesionales. Los cristianos van al templo para fortalecerse en la doctrina y recibir la gracia de Dios a través de los sacramentos, lo que les da fortaleza para cristianizar su propio entorno. 

Desde que se levanta hasta que se acuesta, un cristiano tiene un panorama enorme para enriquecer su persona y embellecer su entorno. Casi sin darse cuenta tiene la oportunidad de desplegar el arsenal de valores a aplicar en cada uno de las pequeñas acciones y decisiones que se toman cada día.

Cumplir cristianamente con los deberes familiares, profesionales, sociales, de amistad,… es el único camino de santidad completa para los cristianos. Esa vida es heroica, es santa.

Y,… la guinda final: el acabado de la sencillez. Cuando el Papa Francisco dice que no hay que ser héroes, sino hacer actos humildes, seguramente se refiere a eso. La vida de cada día está llena de esos actos humildes, realizados con sencillez, que no destacan, no llaman la atención pero, son un verdadero despliegue de valores humanos.


Así es como se cristianiza la sociedad entera, desde dentro. Y ese es el único espacio del cristiano, no hay otro.

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La Iglesia nos da cuatro grandes razones

Necesitamos, de vez en cuando, repasar nuestras verdades fundamentales porque eso nos ayuda a fortalecer nuestros cimientos.
Cuando recitamos el Credo decimos: "Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre".

La Iglesia llama "Encarnación" al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar a cabo por ella nuestra salvación.
San Pablo, en Flp 2, 5-8 «Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo: el cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz»

San Gregorio de Nisa, Padre de la Iglesia, escribe en su hermosa “Oración Catequética” que nos introduce en el tema:
«Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien, era necesario que se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas, hacía falta que nos llegara la luz; estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador. ¿No tenían importancia estos razonamientos? ¿No merecían conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana para visitarla, ya que la humanidad se encontraba en un estado tan miserable y tan desgraciado?»

En el Catecismo, se nos presentan estas cuatro grandes razones:

El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios: "Dios nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1 Jn 4, 10). "El Padre envió a su Hijo para ser salvador del mundo" (1 Jn 4, 14). "Él se manifestó para quitar los pecados" (1 Jn 3, 5)

El Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios: "En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él" (1 Jn 4, 9). "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3, 16).

El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: "Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí ... "(Mt 11, 29). "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí" (Jn 14, 6). Él es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la Ley nueva: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado" (Jn 15, 12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo (Mc 8, 34).

El Verbo se encarnó para hacernos "partícipes de la naturaleza divina": "Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios" (San Ireneo de Lyon)
"Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios" (San Atanasio de Alejandría).  
"El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres" (Santo Tomás de Aquino)


La fe en la verdadera encarnación del Hijo de Dios es el signo distintivo de la fe cristiana: "Podréis conocer en esto el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo, venido en carne, es de Dios" (1 Jn 4, 2). Esa es la alegre convicción de la Iglesia desde sus comienzos cuando canta "el gran misterio de la piedad": "Él ha sido manifestado en la carne" (1 Tm 3, 16).