Yo fui Jerónimo
Viajero. Economista. Publicista. Gestión de Centros de Enseñanza y Fundaciones. Aprendiz de Escritor. Soñador.
Pregúntale al Catecismo
Pregúntale al Catecismo
Por razones parecidas a que todos los cristianos debemos tener una Biblia a mano para leer, consultar y meditar, debemos tener el Catecismo de la Iglesia Católica como libro de consulta.
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¿Estamos asociados al sacrificio de Jesucristo?
¿Estamos
asociados al sacrificio de Jesucristo?
Los fieles corrientes ejercen un “sacerdocio santo”, en y por
Jesucristo.
Muchas veces los
cristianos ignoramos la alta responsabilidad y dignidad a la que Cristo nos ha
llamado o, quizás, preferimos ignorarlo para evadir nuestra responsabilidad.
Sin embargo, Cristo nos ha asociado, nos hace colaboradores de su redención. Por eso, el Catecismo nos recuerda la alta
dignidad a la que hemos sido llamados:
Catecismo
618: La Cruz es el único sacrificio de Cristo
"único mediador entre Dios y los hombres" (1 Tm 2, 5). Pero, porque en su Persona
divina encarnada, "se ha unido en cierto modo con todo hombre". Él "ofrece a todos la posibilidad de que,
en la forma de Dios sólo conocida [...] se asocien a este misterio
pascual". Él llama a sus discípulos a "tomar su cruz y a
seguirle" (Mt 16, 24)
porque Él "sufrió por nosotros dejándonos ejemplo para que sigamos sus
huellas" (1 P 2, 21).
Él quiere, en efecto, asociar a su sacrificio redentor a aquellos mismos que
son sus primeros beneficiarios (cf. Mc 10, 39; Jn 21, 18-19; Col 1, 24). Eso lo realiza en forma
excelsa en su Madre, asociada más íntimamente que nadie al misterio de su
sufrimiento redentor (cf. Lc 2, 35).
Estos
son los textos de las citas anteriores del Catecismo:
Mt 16,24: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue
con su cruz y me siga”.
1P 2: “también
vosotros, a manera de piedras vivas, sois edificados como una casa espiritual,
para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer sacrificios espirituales, agradables
a Dios por Jesucristo”.
1 P
21: “A esto habéis sido llamados,
porque también Cristo padeció por vosotros, y os dejó un ejemplo a fin de que
sigáis sus huellas”.
Mc 10,39: “Podemos»,
le respondieron. Entonces Jesús agregó: “Vosotros beberéis el cáliz que yo
beberé y recibiréis el mismo bautismo que yo”.
Jn 21,18-19: “Te
aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero
cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde
no quieras. 19 De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a
Dios”.
Col 1,24: “Ahora
me alegro de poder sufrir por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a
los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia”.
Col 1,29: “que
os ha concedido la gracia, no solamente de creer en Cristo, sino también de
sufrir por él”.
Lc 2,35: “y a ti
misma una espada te atravesará el corazón”.
Todos los cristianos
son correctamente llamados a ser imitadores, colaboradores o “corredentores”
con Jesucristo (Col 1:24) en la recepción y cooperación con la gracia necesaria,
para la propia redención y la redención de otros.
Los fieles corrientes ejercen un “sacerdocio santo”, en y por
Jesucristo (único mediador).
32 científicos e inventores españoles que cambiaron el mundo y fueron borrados por la Leyenda Negra
32 científicos e inventores españoles que cambiaron el mundo y fueron borrados por la Leyenda Negra
“Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional”
“Una mala persona no llega nunca a ser buen
profesional”
Es tonto clasificar a las personas en listos y tontos.
Howard
Gardner, neurocientífico; autor de la
teoría de las inteligencias múltiples
Aprender es el único antídoto contra la vejez y yo lo
tomo cada día en Harvard con mis alumnos. Es tonto clasificar a los humanos en
listos y tontos, porque cada uno de nosotros es único e inclasificable. Puedes
vivir sin filosofía, pero peor.
Vale la pena reproducir esta
entrevista publicada en La Vanguardia
Únicos
Ninguna
persona es mejor ni peor que otra. Ni tampoco igual a otra. Lo que nos hace humanos es que cada uno de
nosotros es único. Así que ríase, con la neurociencia, de quien diga que
alguien es más listo que otro: ¿listo para qué? Cualquier talento no es sino
capacidad de adaptación al entorno: inteligencia.
Por
eso, Gardner sostiene que hay más de una. Y ahí no acaba nuestra diversidad:
cada cultura y cada persona entiende esa teoría –todas las teorías– a su
manera. Manera, además, que varía con la edad: cuanto más envejeces, más
difícil te resulta adaptar tu vida a las nuevas ideas y menos adaptarlas
cómodamente a tu modo de vivir sin variarlo. Por eso, creer saber envejece y
querer saber rejuvenece.
¿Por
qué cuestiona que la inteligencia es lo que miden los tests?
Porque yo soy
un científico y hago experimentos y, cuando mido la inteligencia de las
personas, descubro que algunas son muy buenas solucionando problemas pero malas
explicándolos. Y a otras les pasa lo contrario.
¿Y si
hay personas diversas es porque también tiene que haber diversos talentos?
Por eso he
dedicado 400 páginas a describir siete tipos de inteligencia: lingüística,
lógico-matemática, musical, espacial, cinético-corporal, interpersonal e
intrapersonal.
¿Y por
qué no muchas más: la culinaria o la mística o la teatral o la ecológica?
Porque no
cumplen los requisitos que sí cumplen esas. Y espero acabar demostrando que
además hay una inteligencia naturalista, otra pedagógica y otra existencial
para plantearnos preguntas trascendentes. Pero no más.
Hoy los
colegios ya plantean sus programas según esas inteligencias múltiples.
Y yo no me
dirigía a los pedagogos, pero fueron ellos los primeros que adoptaron mis
teorías.
¿Por
qué?
Porque
comprobaban cada día en las aulas que las categorías de tonto o listo no cubren
la diversidad del talento humano. Y, por tanto, que los tests de inteligencia
no miden realmente nuestras capacidades, sino sólo la de resolverlos.
Su
teoría, además, era cómoda para consolar a niños con malas notas y a sus papás.
Se abusó de
ella al principio porque no se comprendió bien. En Australia, la administración
la manipuló para explicar que había grupos étnicos que tenían inteligencias
diferentes de otros.
¡Qué
peligro!
En ese punto,
empecé también a preguntarme por la ética de la inteligencia y por qué personas
consideradas triunfadoras y geniales en la política, las finanzas, la ciencia,
la medicina u otros campos hacían cosas malas para todos y, a menudo, ni siquiera
buenas para ellas mismas.
Esa ya
es una pregunta filosófica.
Pero yo soy un
científico e inicié un experimento en Harvard, el Goodwork Project, para el que
entrevisté a más de 1.200 individuos.
¿Por
qué hay excelentes profesionales que son malas personas?
Descubrimos que
no los hay. En realidad, las malas
personas no puedan ser profesionales excelentes. No llegan a serlo nunca.
Tal vez tengan pericia técnica, pero no son excelentes.
A mí se
me ocurren algunas excepciones...
Lo que hemos
comprobado es que los mejores profesionales son siempre E CE: excelentes,
comprometidos y éticos.
¿No
puedes ser excelente como profesional pero un mal bicho como persona?
No, porque no
alcanzas la excelencia si no vas más allá de satisfacer tu ego, tu ambición o
tu avaricia. Si no te comprometes, por tanto, con objetivos que van más allá de
tus necesidades para servir las de todos. Y eso exige ética.
Para
hacerte rico, a menudo estorba.
Pero sin
principios éticos puedes llegar a ser rico, sí, o técnicamente bueno, pero no
excelente.
Resulta
tranquilizador saberlo.
Hoy no tanto,
porque también hemos descubierto que los jóvenes aceptan la necesidad de ética,
pero no al iniciar la carrera, porque creen que sin dar codazos no triunfarán.
Ven la ética como el lujo de quienes ya han logrado el éxito.
“Señor,
hazme casto, pero no ahora”.
Como san
Agustín, en efecto. Otra mirada estrecha lleva a estudiantes y profesionales
comodones a ser lo que consideramos inerciales, es decir, a dejarse llevar por
la inercia social e ir a la universidad, porque es lo que toca tras la
secundaria; y a trabajar, porque es lo que toca tras la universidad..., pero
sin darlo todo nunca.
Sin
ilusión, la vida se queda en obligación.
Y otros son
transaccional es: en clase cumplen lo mínimo y sólo estudian por el título; y
después en su trabajo cumplen lo justo por el sueldo, pero sin interesarse de
verdad limitan su interés y dedicación. Y son mediocres en todo.
¿No
descubren algún día de su vida algo que les interese realmente?
Algunos no, y
es uno de los motivos de las grandes crisis de la madurez, cuando se dan cuenta
de que no hay una segunda juventud. Otra causa es la falta de estudios
humanísticos: Filosofía, Literatura, Historia del Pensamiento...
¡Qué
alegría! Alguien las cree necesarias...
Puedes vivir
sin filosofía, pero peor. En un experimento con ingenieros del MIT descubrimos
que quienes no habían estudiado humanidades, cuando llegaban a los 40 y 50,
eran más propensos a sufrir crisis y depresiones.
¿Por qué?
Porque las
ingenierías y estudios tecnológicos acaban dándote una sensación de control
sobre tu vida en el fondo irreal: sólo te concentras en lo que tiene solución y
en las preguntas con respuesta. Y durante años las hallas. Pero, cuando con la
madurez descubres que en realidad es imposible controlarlo todo, te
desorientas.
¿En qué
país influyó más su teoría de las inteligencias múltiples?
En China
editaron cientos de títulos sobre inteligencias, pero las entendieron a su
modo: querían que su hijo único fuera el mejor en todas.
Pues no
se trata exactamente de eso.
Cada sociedad y
persona entiende lo que quiere entender. Cuanto mayor te haces, más difícil es
adaptar tu vida a un descubrimiento y más fácil adaptar el descubrimiento a lo
que ya creías que era la vida. Por eso, voy a clase a desaprender de mí y
aprender de los jóvenes.
Norma Mc Corvey: de líder abortista a defensora de la vida
Norma Mc
Corvey: de líder abortista a defensora de la vida
El aborto en
EEUU se basó en una mentira: la propia Jane Roe lo demuestra con 7 argumentos.
Live Action News publica el cambio radical
de la protagonista tras vivir en primera persona las terribles atrocidades que
se cometían en las clínicas donde trabajaba. Además, fue engañada por los
abogados que la eligieron como principal demandante para la presentación de
esta ley.
Norma Mc Corvey, también conocida como “Jane Roe” por el caso Roe v. Wade
que legalizó el aborto en EEUU, se ha convertido al cristianismo y ahora
defiende la vida.
Norma Mc Corvey, fue la demandante que con
26 años habilitó el aborto legal en el Estado de Texas en 1973. Hoy, a sus 69
años, es pro-vida y difunde la verdad sobre la dignidad de todo ser humano
desde su concepción hasta su muerte natural.
A continuación, las siete claves de Mc
Corvey que muestran su conversión hacia la defensa de la vida de todo ser
humano.
1. Las bases de Roe contra Wade se
construyeron sobre falsas suposiciones
En 2003, con 53 años, McCorvey realizó
una declaración que se presentó ante el Tribunal de Distrito de Nueva Jersey,
en la que afirmaba que prácticamente toda la base del caso Roe contra Wade fue
construida sobre falsas suposiciones y sin un juicio significativo.
2. “No supe que el caso Roe
contra Wade acababa con la vida de seres humanos”
Mc Corvey, embarazada en 1973 cuando se
celebró el juicio que legalizó el aborto, no tenía hogar y vivía en
un parque público. Un abogado al que apenas conocía que se dedicaba a temas de
adopción la envió junto a las ambiciosas y jóvenes abogadas Weddington y Coffee.
Estas mujeres, incapaces de encontrar a la
demandante perfecta para su caso -hacer
legal el aborto en EEUU-, le dijeron a McCorvey que era la
elegida.
Según declaró la propia McCorvey, le
dijeron: “Eres blanca, eres
joven, estás embarazada y quieres abortar“. La candidata
perfecta.
En ese momento, ‘Jane Rode’ no conocía la
terrible finalidad de la demanda de estas abogadas y aceptó:
“Me hicieron creer que podrían ayudarme a conseguir el aborto”.
Las abogadas le increpaban con preguntas como:
“¿No crees que el aborto
debería ser legal?“, y ella siempre declinada responder o
alegaba que no lo sabía.
De hecho, ahora no se cansa de repetir que
realmente no sabía lo que significaba el término “aborto”. En 1970 nadie
hablaba de eso, era un tema tabú. Lo único que sabía del término era por
algunas películas de guerra. Sabía que ‘abortar’ significaba que los soldados
estaban ‘volviendo’. “Aborto”, para Mc Corvey, significaba
“volver” a la condición de no estar embarazada.
“Nunca miré la palabra hasta en el diccionario
hasta después de que ya había firmado la declaración”, insiste. Además, “las
abogadas me mintieron sobre la naturaleza del aborto”, admite, ya que
Weddington la convenció de que el feto era “sólo un tejido”.
3. “Me han utilizado para legalizar el
aborto y terminar con la vida de más de 35 millones de bebés”
Mc Corvey antes se definía como una
adolescente que sufrió abusos sexuales, pero ahora asegura que el
peor de todos esos abusos fue el cometido en el sistema judicial. Los
tribunales no se fijaron en las verdaderas circunstancias de Mc Corvey ni
tampoco en el verdadero impacto que el aborto tendría sobre las mujeres.
4. “Había bebés muertos y en la clínica se
acumulaban sus partes”
Mc Corvey, que trabajó en varias clínicas
abortistas a lo largo de los años, asegura que todos los laboratorios eran
igual de precarias en cuanto a las instalaciones y el “asesoramiento” que daban
a las mujeres.
En 1995 trabajó en una clínica donde
las lámparas y el yeso de la pared se caían del techo, los excrementos de ratas
afloraban en los lavabos y había restos de sangre salpicada en las paredes.
Pero lo peor era que los bebés no nacidos se acumulaban en bolsas de
plástico.
5. “Nadie le explicó a la madre
que su bebé ya existía y que estaba acabando con su vida”
Mc Corvey ha contado en varias ocasiones el
“asesoramiento” que recibían las mujeres en aquellos lugares. Los “consejeros”
y los abortistas estaban allí por una sola razón: vender abortos, es decir,
ganar dinero, asegura Mc Corvey.
Mc Corvey: “lo único que les importa a los
médicos y clínicas abortistas es ganar dinero”
“Las madres desconocían el procedimiento.
Nadie les explicaba que el niño ya existía y que mientras se le practicaba el
aborto, estaba acabando con la vida de un ser humano. Tampoco les explicaban
las posibles opciones para el aborto o los riesgos psicológicos que podría
sufrir la madre”, reconoce.
En estas situaciones, con ese protocolo, no
hay tiempo para que la madre pueda reflexionar o consultar a alguien que le
pueda ofrecer una alternativa y Mc Corvey insiste en que se aprovecharon de
eso.
6. “Los
trabajadores de la clínica sufren, las mujeres sufren y los bebés mueren”.
“En muchas ocasiones, la trabajadora era
cómplice de las mentiras que les hacían llegar a las madres que habían abortado”,
recuerda Mc Corvey, que apunta a otro incidente como muestra del horror que se
vivía allí.
“Una mujer estaba abortando en el segundo
trimestre en su clínica y vio la mano de su hijo antes de nacer”, narra la
ahora defensora de la vida.
La mayor parte del tiempo, Mc
Corvey tenía que recurrir a las drogas o el alcohol para continuar con su
trabajo. “Es un
trabajo de alta rotación”, cuenta, “debido a la verdadera naturaleza del
negocio”.
“El negocio del aborto es algo
deshumanizante. Una persona debe dejar a un lado su corazón para llevar a cabo
estas horribles prácticas”.
7. “Anhelo el
día en que se haga justicia y la carga de todas estas muertes sea eliminada de
mis hombros”
La conversión a favor de la vida de ‘Jane
Roe’ se produjo cuando los pro vida se trasladaron a un edificio al otro lado
de la calle y comenzaron a comunicarse con ella y con los demás trabajadores
del laboratorio.
Fue
en 1995 cuando Roe se convirtió al cristianismo, fue bautizada y
anunció que desde entonces defendería el derecho a la vida.
Los detalles sobre cómo se produjo su
conversión pueden leerse en su libro Won by Love. Se ha convertido en una de
las mayores defensoras del movimiento pro vida; sólo intenta deshacer todo
el daño que ha causado.
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