Ceuta y Melilla, territorio de España

 Ceuta y Melilla, territorio de España




La realidad de la sangrienta civilización de los mexicas


 










La realidad de la sangrienta civilización de los mexicas

 

Por Víctor González

    Los indigenistas tienden a exaltar el período prehispánico en lo que hoy es Méjico y rechazan las raíces hispanas de Méjico al promover la leyenda negra, una historiografía distorsionada que promueve la hispanofobia y que injustamente hace ver muy mal a la monarquía hispánica (imperio español). Mientras que la Hispanidad incluye las culturas indígenas como parte de la cultura hispana, el indigenismo no reconoce a lo hispano, e incluso rechaza el mestizaje, que ha formado a los mestizos, quienes son la población más grande de Hispanoamérica. Mientras tanto, estos mismos indigenistas a menudo idealizan a los mexicas e incluso promueven los mitos de que todos los indios estaban unidos y vivían en paz antes de la llegada de los «malvados» españoles. Por lo tanto, es importante discutir algunos hechos importantes sobre los mexicas. Comencemos con el historiador socialista, Howard Zinn. Zinn no es ningún amigo de la hispanidad, y él mismo ve a los españoles de manera negativa. Sin embargo, dice lo siguiente de los mexicas:

La civilización azteca de México surgió de la herencia de las culturas maya, zapoteca y tolteca. Construyó enormes construcciones con herramientas de piedra y trabajo humano, desarrolló un sistema de escritura y un sacerdocio. También participó en (no pasemos por alto esto) el asesinato ritual de miles de personas como sacrificios a los dioses. (Zinn 11)

Básicamente, Zinn admite que a pesar de que los mexicas tenían una civilización, se basaba en asesinatos rituales y sacrificios humanos. Los mexicas mataron a otros debido a sus propias creencias religiosas. El antropólogo estadounidense Marvin Harris, que tampoco es amigo de la hispanidad, analiza las creencias mexicas y los sacrificios humanos:

A diferencia de otras deidades eclesiásticas, los dioses del Estado azteca tenían ansia de carne humana, sobre todo de corazones humanos frescos. Según la creencia azteca, no satisfacer esta ansia podía acarrear la destrucción del mundo. Por esta razón, el sacrificio humano se convirtió en la función más importante de la casta sacerdotal azteca. La mayoría de los hombres sacrificados eran prisioneros llevados a Tenochtitlán, la capital azteca, por los comandantes militares. Se obligaba a la víctima a ascender las pirámides truncadas que dominaban los recintos sagrados de la ciudad; allí la agarraban cuatro sacerdotes, uno por cada extremidad, y la colocaban boca arriba sobre un altar de piedra. A continuación, un quinto sacerdote abría el pecho de la víctima con un cuchillo de obsidiana, le extraía el corazón que aún latía y lo restregaba por la estatua de la divinidad que presidía la ciudad. Luego los ayudantes echaban a rodar el cuerpo peldaños abajo. Otros ayudantes cortaban la cabeza, la atravesaban de lado a lado con una vara de madera y le exponían en una gran estructura enrejada preparada al efecto, junto a los cráneos de las víctimas anteriores. (Harris 427-428)

Jacques Soustelle, un antropólogo francés dijo lo siguiente de los aztecas en su libro, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista:

No hay duda de que puede interpretarse la historia de Tenochtitlán desde 1325 a 1519, sin incurrir en inexactitud, como la de un Estado imperialista que persigue sin tregua su expansión por medio de la conquista. (Soustelle 100)

En otras palabras, aunque los mexicas tenían una civilización, no deberían ser idealizadas, ya que participaron en atrocidades e imperialismo. Debido al imperialismo de los mexicas, muchos indios se aliaron con los españoles cuando los españoles llegaron a lo que ahora llamamos «Méjico». El historiador Philip Wayne Powell analiza las conquistas españolas de América en su libro, Árbol del odio:

Asimismo, es correcto caracterizar las victorias españolas en América como un proceso de indios conquistados por otros indios, bajo la supervisión blanca. A menudo, el indio americano fue un mayor conquistador de su propia raza que lo fueron los españoles. Y esto pudo ocurrir porque el indio carecía de una fidelidad básica al concepto de raza; así los tlaxcaltecos tuvieron un gran placer en ayudar a los españoles a derrotar a sus odiados y perennes enemigos, los aztecas; y los aztecas, a su vez, ayudaron a los españoles en su lucha y colonización en otras fronteras. 

Cualquier semejanza con la formación de una amplia y efectiva confederación de pueblos indios, unidos por el propósito común de batir o exterminar al hombre blanco, es muy difícil de discernir en la historia de la Conquista en general. Si este hecho causa perplejidad, bástese recordar cómo, en los tiempos de nuestra colonia, los Iroqueses, Algonquines, Hurones, y otros, lucharon entre sí, instigados por consideraciones políticas trasatlánticas y por nuestros antepasados europeos. 

Si se recuerda al propio tiempo cómo los europeos de aquellos días se peleaban entre sí, tan a menudo y con tanta impiedad, aun entre grupos de vínculos comunes como religión, raza y cultura, no se hace difícil apreciar el que los invasores españoles fueran capaces de explotar estos odios y rivalidades para ganar dominio, frecuentemente con poco derramamiento de sangre. (Powell 27-28)

Powell explica prácticamente que los indios conquistaron a otros indios bajo la supervisión española durante las conquistas, y por lo tanto, es un mito que los indios estaban unidos bajo una identidad común. Los tlaxcaltecas, que se convirtieron en aliados importantes de los españoles, odiaban a los mexicas porque los mexicas hacían guerra a sus vecinos y luego los sacrificaban a sus dioses. Los tlaxcaltecas sirvieron como aliados del español Hernán Cortés y sus compañeros conquistadores españoles, y fueron fundamentales en la invasión de Tenochtitlán, capital del imperio mexica, ayudando a los españoles a llegar al Valle de Anáhuac y proporcionando un contingente clave de la fuerza de invasión. 

Debido a su alianza con la Corona española en la conquista del imperio mexica, los tlaxcaltecas disfrutaron de algunos privilegios entre los pueblos indígenas de lo que hoy es Méjico, incluido el derecho a portar armas, montar a caballo, poseer títulos nobiliarios y gobernar sus asentamientos de forma autónoma. Pero aún con todos estos hechos y fuentes, los indigenistas seguirán promoviendo mentiras históricas para atacar a la Hispanidad y seguir dándonos esa mentalidad victimista.


Referencias:

Harris, Marvin. Nuestra especie. Madrid: Alianza Editorial, 2013.

Powell, Philip Wayne. Árbol de Odio: La Leyenda Negra y sus consecuencias en las relaciones entre Estados Unidos y el Mundo Hispánico. Madrid: José Porrúa Turanzas, 1972.

Soustelle, Jacques. The daily life of the Aztecs on the eve of the Spanish conquest. New York: Dover Publications, 2002.


Zinn, Howard. A People’s History of the United States. London: Longman Group, 1994.


Los indígenas dueños de sus tierras


 

Nobleza indígena


 

No podemos olvidarlo: la Misa es el mismo sacrificio de Cristo



No podemos olvidarlo: la Misa es el mismo sacrificio de Cristo

Dice el Catecismo: “El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son, pues, un único sacrificio”.
En la formación que reciben los seminaristas descubren que dentro de su ministerio sacerdotal, lo más importante es la renovación del Sacrificio de Jesucristo. La misión, la función principal del sacerdote, es ofrecer sacrificios a Dios.   

Con frecuencia nos olvidamos los cristianos cuando asistimos a la misa, que es  un sacrificio.

Acudimos al Catecismo para recordar una verdad tan fundamental para nuestra vida cristiana.

CIC. N. 1358:
Por tanto, debemos considerar la Eucaristía:
— como acción de gracias y alabanza al Padre,
como memorial del sacrificio de Cristo y de su Cuerpo,
— como presencia de Cristo por el poder de su Palabra y de su Espíritu.”


Es muy frecuente que, en la misa,  nos hablen de la importancia de la liturgia de la palabra y de la Eucaristía pero, quizás porque es más difícil de explicar y de entender, no recordamos el carácter sacrificial de la misa que es el aspecto central, nuclear.

Y esto es lo que nos define, con mucha claridad, el Catecismo (el subrayado es nuestro): 

“El memorial sacrificial de Cristo y de su Cuerpo, que es la Iglesia

1362 La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, la actualización y la ofrenda sacramental de su único sacrificio, en la liturgia de la Iglesia que es su Cuerpo. En todas las plegarias eucarísticas encontramos, tras las palabras de la institución, una oración llamada anámnesis o memorial.

1363 En el sentido empleado por la Sagrada Escritura, el memorial no es solamente el recuerdo de los acontecimientos del pasado, sino la proclamación de las maravillas que Dios ha realizado en favor de los hombres (cf Ex 13,3). En la celebración litúrgica, estos acontecimientos se hacen, en cierta forma, presentes y actuales. De esta manera Israel entiende su liberación de Egipto: cada vez que es celebrada la pascua, los acontecimientos del Éxodo se hacen presentes a la memoria de los creyentes a fin de que conformen su vida a estos acontecimientos.

1364 El memorial recibe un sentido nuevo en el Nuevo Testamento. Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, hace memoria de la Pascua de Cristo y ésta se hace presente: el sacrificio que Cristo ofreció de una vez para siempre en la cruz, permanece siempre actual (cf Hb 7,25-27): «Cuantas veces se renueva en el altar el sacrificio de la cruz, en el que "Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado" (1Co 5, 7), se realiza la obra de nuestra redención» (LG 3).

1365 Por ser memorial de la Pascua de Cristo, la Eucaristía es también un sacrificio. El carácter sacrificial de la Eucaristía se manifiesta en las palabras mismas de la institución: "Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros" y "Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que será derramada por vosotros" (Lc 22,19-20). En la Eucaristía, Cristo da el mismo cuerpo que por nosotros entregó en la cruz, y la sangre misma que "derramó por muchos [...] para remisión de los pecados" (Mt 26,28).

1366 La Eucaristía es, pues, un sacrificio porque representa (= hace presente) el sacrificio de la cruz, porque es su memorial y aplica su fruto:
«(Cristo), nuestro Dios y Señor [...] se ofreció a Dios Padre [...] una vez por todas, muriendo como intercesor sobre el altar de la cruz, a fin de realizar para ellos (los hombres) la redención eterna. Sin embargo, como su muerte no debía poner fin a su sacerdocio (Hb 7,24.27), en la última Cena, "la noche en que fue entregado" (1 Co 11,23), quiso dejar a la Iglesia, su esposa amada, un sacrificio visible (como lo reclama la naturaleza humana) [...] donde se representara el sacrificio sangriento que iba a realizarse una única vez en la cruz, cuya memoria se perpetuara hasta el fin de los siglos (1 Co 11,23) y cuya virtud saludable se aplicara a la remisión de los pecados que cometemos cada día (Concilio de Trento: DS 1740).

1367 El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son, pues, un único sacrificio: "La víctima es una y  la misma. El mismo el que se ofrece ahora por el ministerio de los sacerdotes, el que se ofreció a sí mismo en la cruz, y solo es diferente el modo de ofrecer" (Concilio de Trento: DS 1743). "Y puesto que en este divino sacrificio que se realiza en la misa, se contiene e inmola incruentamente el mismo Cristo que en el altar de la cruz "se ofreció a sí mismo una vez de modo cruento"; […] este sacrificio [es] verdaderamente propiciatorio" (Ibíd).


España editó los primeros libros en lenguas indígenas


 España editó los primeros libros en lenguas indígenas, además de crear sus gramáticas, antes que las tuvieran algunas lenguas europeas

Universidades fundadas por España en América y Filipinas


 Universidades fundadas por España en América y Filipinas

¿Perú ganó con la independencia?

 








¿Perú ganó con la independencia?

 

Mar Mounier, politóloga peruana

 

"¿Alguna vez se han preguntado por qué Méjico, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Cuba, Jamaica, Haití, República Dominicana, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, ¡carajo! TODOS somos hoy países subdesarrollados, del TERCER MUNDO, cuando hasta hace casi 2 siglos formamos parte de uno de los imperios más PODEROSOS DEL PLANETA, en la historia de la humanidad?

 

¿Alguna vez se preguntaron POR QUÉ TANTO teníamos que defender durante el periodo del virreinato nuestras costas de "enviados", corsarios, piratas ingleses, holandeses, franceses, si se suponía que éramos parte de un imperio “tan pobre y malo” como el español?

¿Alguna vez se hicieron la LÓGICA pregunta de “por qué tuvieron que llegar al Perú “libertadores” de otros territorios (Argentina, Venezuela) si “tan mal estábamos bajo el yugo español”? ¿Por qué nos rehusamos incluso con las armas a separarnos de España?

 

¿Alguna vez se han preguntado por qué en el colegio solo nos hablan de un PEDACITO RIDÍCULO de la historia virreinal, mientras que el resto del adoctrinamiento (porque ESO es lo que recibimos), solo conocemos a partir del periodo de la “independencia” con guerras civiles, guerras entre países vecinos, golpes de Estado, rebeliones y dictaduras?

 

Es muy sencillo: PORQUE NUESTRA HISTORIA LA FALSEARON Y REESCRIBIERON QUIENES NOS VENCIERON. Porque cuando uno investiga lo que eran los virreinatos de la corona española de las Indias, Nueva España, Nueva Granada, Río de la Plata, Perú, las mentiras salen a flote. Y uno se da cuenta del GRAN ENGAÑO.

 

Es muy simple: la Monarquía Universal Española fue un imperio CREADOR y no DEPREDADOR como nos han vendido hasta nuestros días. Para muestra un botón: En 1495 la reina Isabel la Católica prohibió la venta de nativos como esclavos. En 1504 (recuerden, los españoles llegaron al Perú en 1532), pero ya en 1504 la reina Isabel firma su Codicilo o testamento donde se EXIGE el TRATO JUSTO a los indios, y el respeto a sus bienes. En 1514 su esposo, el rey Fernando el Católico aprueba en una real cédula que validaba cualquier matrimonio entre varones castellanos y mujeres indígenas (y viceversa). Lima era una de las ciudades más bellas y ricas del continente. Los palacios, catedrales, iglesias, universidades, centros de enseñanza y aprendizaje de español/quechua y viceversa (los monjes franciscanos españoles le dieron un corpus literario al quechua lo que PERMITIÓ recabar la historia de los incas ¿Acaso sabemos algo de los Sioux, Apaches o demás que fueron ARRASADOS por los británicos?), los monasterios, colegios, hospitales, eran construidos con el mismo cuidado, belleza y esplendor como eran construidos en la península ibérica. Y eso PODEMOS VERLO HASTA HOY.

 

Los ciudadanos españoles de ultramar o españoles americanos, (como se nos consideraba) teníamos un estándar de vida MUY POR ENCIMA del promedio de cualquier inglés, francés, alemán u holandés en la misma Europa. Recordemos también que el Imperio Español se afianza en 1480. ¡12 años después llegan a América! Y ese imperio creció A LA PAR en DESARROLLO, RIQUEZA y bonanza a como crecían los territorios que administraban en las Américas. ¿O no les causa admiración ver las casas coloniales, pruebas fehacientes de esa riqueza y esplendor?

 

Y eso causó una ENVIDIA y un COMPLEJO feroz en los imperios ingleses, holandeses, franceses, estados italianos, que veían a la potencia española como un rival al que tenían que DESTRUIR. ¿Cómo lo lograrían? Inseminando la Leyenda Negra en España y partiendo a sus territorios en América. ¿Cómo los partieron? Adoctrinando en esa leyenda negra y en las ideas del iluminismo europeo (atea y anticlerical) a descendientes de españoles americanos que fueron a “educarse” a Europa (Francisco de Miranda, Bolívar, San Martin), para luego, enviarlos a América- como caballos de Troya humanos- a que realicen lo que ellos maquillaron como “independencias” pero no fueron más que Guerras de Secesión. Nos enfrentamos a nosotros mismos: quienes luchaban en los batallones durante la independencia defendiendo a la monarquía española eran indios y criollos que sabían que el enemigo era Inglaterra, Francia y sus aliados.

 

¿Sabían Uds. que José de San Martin en 1821 al ver que había metido LAS CUATRO con la guerra de Secesión en el Perú, intentó instaurar otra monarquía en Hispanoamérica (obvio esta vez llamando a un descendiente de la dinastía Sachsen Coburg und Gottha - ¿adivinen qué? SÍ,  CASUALMENTE la misma dinastía que complotó contra España y ha reinado en el Reino Unido de Gran Bretaña)? ¡ASÍ ES! Y envió a fines del mismo año una misión diplomática encabezada por su ministro García del Río para convencer a Leopoldo I de Bélgica de que inaugurase la monarquía en Perú. Obvio, ese rey cuando supo de las matanzas y masacres se negó y se limpió las manos como Pilatos. El Imperio Británico fue el que principalmente conspiró para no solo partir y destruir los virreinatos de España. Lo peor es que desde la “independencia”, con la deuda externa nos tiene cogidos a TODOS en Hispanoamérica de los calzoncillos con la maldita deuda externa, las guerras, los movimientos terroristas y demás maldiciones que nos aquejan. Es claro: nuestra debacle empezó con la "independencia".

 

ESTO no lo leerán en ningún medio, menos lo escucharán en el colegio. INVESTIGUEN. Lean. Para poder empezar el camino del desarrollo NECESITAMOS saber qué demonios nos pasó. Un pueblo que no conoce su historia es un pueblo sin identidad, lleno de resentimiento, odios y complejos, presa fácil de las potencias y siempre CONDENADO AL SUBDESARROLLO.

¿Se imaginan lo que sería la América unida hoy, con una cultura tan similar y compartiendo un idioma con 550 millones de personas? POR ESO ES QUE SIGUEN haciéndonos creer que siempre fuimos pobres. Por eso es que es tan fácil para quienes nos separaron, engañarnos".

 

Mar Mounier

 


Historiador Charles F. Lummis