Carta a un amigo bisexual



Carta a un amigo bisexual


Bueno Ramón, la que están organizando uds. los homosexuales desde hace muchos  años no dejan de ser noticia y motivo de discusiones privadas y polémicas públicas. Quien nos iba a decir, cuando me contaste “lo tuyo”, que la opinión generalizada cambiaría tanto con el paso del tiempo. Recuerdo perfectamente cuando me dijiste que tu esposa te había encontrado con aquél tipo; como vino la separación y tu sufrimiento por el distanciamiento de tus dos hijas a las que adorabas. Desde luego para mi fue una sorpresa muy grande, yo nunca hubiera deducido que tu eras bisexual; un hombre con dos hijas y, sobre todo, con una esposa tan bella, femenina, trabajadora y con personalidad. En fin, hemos hablado mucho de todo ello y seguiremos comentando cuando venga a cuento.
Ha sido un gran acierto la reciente intervención del Papa Francisco, declarando  el respeto a los homosexuales, lo que ha despertado nuevas simpatías hacia el Papa: hay que aclarar que no ha hecho ningún elogio a la homosexualidad, sino que ha recordado el elemental sentido cristiano de respeto a todas las personas con sus cualidades y debilidades.

Cada vez que sale este tema en los medios de comunicación y en las conversaciones privadas me acuerdo de ti y me viene a la memoria todos los trabajos en los que coincidimos. 

Recuerdo cuando al terminar el trabajo, por la tarde, a veces tomábamos algo en alguna cafetería de la zona y hablábamos de todo un poco. Intento en estas líneas  recordar, resumir y reflejar algo de nuestras conversaciones acerca de la homosexualidad en una época en que el tema todavía no estaba de moda y en el clima de informalidad que manteníamos, sin ánimo de tener razón, ni de demostrarle al otro que estaba equivocado, sino con la buena intención de ilustrar nuestras mentes para entender mejor.

Desde entonces, en pocos años, ha habido un gran cambio de sensibilidad social hacia el tema y una presencia muy frecuente de polémica social respecto a los gays y lesbianas; un hiperactivismo por parte de estos grupos  para presionar e impresionar  a la opinión pública.
Te acuerdas que ya bromeábamos y decíamos que uds. habían salido del armario (closet) para colocarse  en el centro de la habitación y encima de la mesa: en las noticias, en las manifestaciones, en la dirección de programas de TV, de periódicos y, promoviendo verdaderos grupos de presión y haciendo piña entre uds. para ocupar puntos neurálgicos de opinión, hasta conseguir un reconocimiento legal innecesario para las situaciones de hecho de parejas homosexuales que pueden protegerse, como los demás grupos, con el derecho común. En definitiva concederles un privilegio a costa de equipararles al matrimonio, en detrimento de este, que es una institución natural sólida que fundamenta la construcción del edificio social, a través de la familia,  merecedores –el matrimonio y la familia- de un estatus legal que los regule y proteja.

Un día coincidió con nosotros nuestra amiga lesbiana Sofía; hablamos de todo y, cuando sin darnos cuenta, salió el tema, se enojó porque comentamos que los ludópatas o los fumadores, o  los calvos, o los bajitos,  no reclaman una posición social especial, ni un régimen legal distinto. Las personas que nos consideramos normales no reclamamos ningún régimen legal especial.

Como vendedor te tocaba hacer muchos km en tu carro ya veterano y en ese ambiente de los agentes comerciales  se encontraban en los hoteles para cenar, descansar, y distraerse un poco; después de los tragos, muchas veces, estaban las mujeres. Cuando detectaste tu atracción hacia los hombres, tu mismo te desconcertaste y hablaste con un psiquiatra que te tranquilizó y te simplificó claramente dos opciones: controlar tu instinto o complacerlo; cada una de esas opciones con sus evidentes consecuencias. Me comentabas que como tu te sentías realmente realizado es con tu mujer, que la naturaleza es tan sabia que hasta la propia fisiología y anatomía de los cuerpos de mujer y hombre son complementarios, bipolares, con atracción y acoplamiento perfecto que no hace falta ni el aprendizaje de las ciencias naturales del bachillerato para que el instinto natural, como cualquier animal, sepa en edad temprana para que sirve cada órgano sexual, que no hay nada más irresistible y misteriosamente atractivo que la feminidad y la masculinidad, que la paternidad y la maternidad  forman parte de la persona que no pueden ser sustituidos por la adopción; que el placer sexual está al servicio de la procreación, pura biología, porque si no, no habría conservación de la especie humana.

Comentábamos la campaña que se hizo en España, dirigida a los adolescentes,  que decía “el sexo es divertido pero, no es un juego”. Efectivamente el que “juega” con el sexo corre muchos y graves riesgos, no solamente de enfermedades de transmisión sexual, sino  de minusvaloración de la propia persona y de la otra; y no digamos del que “juega” a cambiar de sexo, que juega con su propia identidad y personalidad y, por tanto, con su propio equilibrio sicológico y emocional, con la propia estructura como individuo.  La indefinición sexual es uno de los aspectos  de la falta de madurez personal.

Y, no pasa nada, todos tenemos manifestaciones de falta de madurez.
Como buenos gastrónomos hablábamos de los productos auténticos, genuinos que nunca podrán ser sustituidos por los sucedáneos: el pollo de granja nunca será como el de corral, la cerveza light no es como la normal; todos esos productos sustitutivos están muy bien, pero no son genuinos, son otra cosa, no son los auténticos; incluso decíamos que para no crear confusión deberían tener otro nombre, que es razonable que muchos productos reclamen la denominación de origen para que el consumidor los distinga claramente y no haya lugar a confusiones. Esos productos  sucedáneos son respetables pero,… son otra cosa: de la misma forma la unión homosexual se puede llamar así o como se quiera pero, no matrimonio porque no lo es; en este caso hay un derecho de la humanidad, desde el inicio,  a la propia y exclusiva denominación de origen.

Estuvimos siguiendo la pista de los políticos, psiquiatras y comunicadores; nos daba pena de ellos, están en una posición muy difícil: decir algo ligeramente peyorativo de la homosexualidad les crea un verdadero problema de voto y de audiencia y, hasta algunos verdaderos profesionales y asociaciones de psiquiatría se han visto forzados a hacer la vista gorda y admitir ante el público la homosexualidad como natural; teniendo un doble discurso, uno en la privacidad de sus gabinetes y otro cara a la opinión pública. Y recientemente comentábamos nuestro acuerdo con la opinión del muy ilustre escritor García Márquez que defiende la idiosincrasia de la cultura caribeña y criticábamos la actitud del gobierno norteamericano queriendo forzar la cultura de otros países a los que ha enviado más de media docena de embajadores gays, cuando ya tenemos nuestro propio calendario de cambios y adaptaciones. No todas las ideas de occidente son excelentes, aquí tenemos cultura propia e ideas creativas para dar y exportar. Se ve que el presidente de USA debe pagar favores de votos a esos grupos activistas. 
También empezaron a declarar algunos homosexuales en contra del totalitarismo de los grupos extremistas gays.

A modo de conclusión, coincidimos, Ramón, en que debe haber respeto a todas las personas, ninguna discriminación, ningún privilegio, defender la diversidad pero, cada uno en su sitio: el matrimonio y la unión homosexual, ni es lo mismo, ni es igual.

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