Shelly Cawley creía en los milagros



Comunicación entre la madre y su bebé: 
Shelly Cawley creía en los milagros, 
aunque nunca había vivido uno.
Pero , cuando tuvo una cesárea de emergencia, algo ocurrió.
La mujer de 23 años comenzó a sentir las contracciones del embarazo y pensó que su momento de dar a luz había llegado. Se dirigió con su esposo al Centro Médico de Carolina del Norte, listos para recibir a su bebé, Rylan.
Inesperadamente, un coágulo de sangre complicó la intervención y los médicos decidieron realizar una cesárea de emergencia. El padecimiento bloqueó los pulmones de la mujer, lo cual le impidió la oxigenación hacia el cerebro y afectó directamente su presión sanguínea.
“Me acuerdo claramente de estar acostada en la camilla camino a la sala de operaciones. Estaba llorando. Les decía a los doctores que tenía miedo de no despertarme de la cirugía, lo cual es un poco inquietante ahora que lo pienso, porque tenía razón”.
Su presentimiento se cumplió. Tras varias horas en el quirófano, y con algunas complicaciones, la bebé pudo nacer y abrir los ojos… pero su madre ya no.
La idea que lo cambió todo
Shelly entró en coma. De hecho, su cuerpo estaba tan débil que corría el riesgo de morir. Así transcurrieron siete días, tiempo durante el cual la bebé se recuperaba cada vez más.
Ashley Manus, una de las enfermeras del lugar, consideró que juntarlas podía ayudar en algo a la recuperación de la mujer. “Sabíamos que el contacto piel a piel es muy beneficioso para un bebé, así que pensamos ‘¿Por qué no probarlo con la mamá?’”.
Así que Jeremy, padre de la bebé, colocó a la niña en los brazos de su madre. La pequeña comenzó a llorar… y ahí fue cuando ocurrió el milagro.
Tras una semana en coma, Shelly despertó y pudo escuchar el llanto de su bebé.
“Todo es bastante sorprendente, simplemente me asombra que una bebé tan pequeña tenga un impacto tan grande”.
A un año del incidente, su historia se ha hecho viral, y ahora la pareja piensa publicar un libro, con el fin de inspirar a otras personas a mantener su fe. 

Y aunque Shelly siempre supo que estos fenómenos asombrosos existían, ahora es un testigo vivo de ello. “Soy 100% creyente en los milagros”.

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