Jesucristo, jubileo permanente de misericordia



Jesucristo, jubileo permanente de  misericordia  de Dios Padre con la humanidad.

Desde el principio de la creación Dios Padre  nos ha destinado para nuestro bien, para la felicidad. La historia del pueblo de Israel narrada en  el Antiguo Testamento  es una prueba continua del deseo de Dios de perdonar las frecuentes infidelidades humanas.

La entrega a la humanidad de la Segunda persona de la Trinidad, Jesucristo, es el total despliegue  del jubileo de misericordia de Dios Padre hacia la creación.
La Encarnación del Hijo de Dios, su vida, muerte y resurrección, son la manifestación explícita del amor  de Dios por los hombres.

La predicación  y las acciones de Jesucristo  derrochan misericordia hacia la humanidad.
El mensaje de Jesús es ¨buena nueva¨ por traer el perdón mediante el  arrepentimiento.
Desde el maravilloso sermón de la montaña, hasta la institución de la eucaristía, pasando pos la enseñanza de la oración del ¨Padre nuestro¨…, Cristo nos anima a aceptar una misericordia que nos parece increíble al sorprender  la mezquindad humana con una desbordante misericordia divina.
Y con este colofón en  Lucas 6,36:” Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso”.

Los cuatro evangelistas describen muchos milagros en favor de las personas y mencionan otros muchos que no relatan en detalle.
Todos ellos son expresión de la misericordia de Jesucristo
Siente compasión de la multitud porque no tienen que comer, antes de la multiplicación de los panes
Se conmueve por el sufrimiento de la viuda de Naim por su hijo fallecido
Se compadece del paralítico de la piscina de Siloé que lleva muchos años  sin que nadie le ayude.
Cura al ciego Bartimeo  que pide a gritos su curación a la vera del camino.
Perdona a la pecadora que la multitud quería apedrear
Y asi, cada lector podría mencionar la larga lista de los actos misericordiosos de Jesucristo, desde  el primero, la conversión del agua en vino en una boda, hasta el último, el perdón del ladrón  moribundo junto a Jesús en la cruz.


La historia de la humanidad es un continuo Jubileo de la Misericordia de Dios. Es muy lógico que aunque todos los años y todos los días son de misericordia divina, la Iglesia declare  oficialmente un Jubileo de la Misericordia para que no olvidemos que el fundamento de nuestra propia existencia es la permanente misericordia de Dios.

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