Lautato Si, en homenaje a 1.200 millones de campesinos.

Lautato Si, en homenaje a 1.200 millones de campesinos.

En el mundo, más de 1.200 millones de campesinos con sus familias aseguran la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación, al ofrecer hasta el 80% de los alimentos consumidos localmente, enfría el planeta y conservan la biodiversidad y las semillas.

En homenaje a todas estas personas que están pasando a formar parte de los excluidos, dedicamos una breve selección de textos de la encíclica Laudato Si del Papa Francisco, como el mejor apoyo que podemos darles:

n. 34:” Pero mirando el mun­do advertimos que este nivel de intervención hu­mana, frecuentemente al servicio de las finanzas y del consumismo, hace que la tierra en que vivi­mos en realidad se vuelva menos rica y bella, cada vez más limitada y gris, mientras al mismo tiem­po el desarrollo de la tecnología y de las ofertas de consumo sigue avanzando sin límite. De este modo, parece que pretendiéramos sustituir una belleza irreemplazable e irrecuperable, por otra creada por nosotros”.

n. 129: “Para que siga siendo posible dar empleo, es imperioso promover una economía que fa­vorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial. Por ejemplo, hay una gran variedad de sistemas alimentarios campesinos y de peque­ña escala que sigue alimentando a la mayor parte de la población mundial, utilizando una baja pro­porción del territorio y del agua, y produciendo menos residuos, sea en pequeñas parcelas agríco­las, huertas, caza y recolección silvestre o pesca artesanal.

Las economías de escala, especial­mente en el sector agrícola, terminan forzando a los pequeños agricultores a vender sus tierras o a abandonar sus cultivos tradicionales. Los in­tentos de algunos de ellos por avanzar en otras formas de producción más diversificadas termi­nan siendo inútiles por la dificultad de conectarse con los mercados regionales y globales o porque la infraestructura de venta y de transporte está al servicio de las grandes empresas.

Las autoridades tienen el derecho y la responsabilidad de tomar medidas de claro y firme apoyo a los pequeños productores y a la variedad productiva. Para que haya una libertad económica de la que todos efectivamente se beneficien, a veces puede ser necesario poner límites a quienes tienen mayores recursos y poder financiero”

n.134: “En muchos lugares, tras la introducción de estos cultivos, se constata una concentración de tierras productivas en manos de pocos debido a la progresiva desaparición de pequeños productores que, como consecuencia de la pérdida de las tierras explotadas, se han visto obligados a retirarse de la producción directa.
Los más frágiles se convierten en trabajadores precarios, y muchos empleados rurales terminan migrando a miserables asentamientos de las ciudades.

La expansión de la frontera de estos cultivos arrasa con el complejo entramado de los ecosistemas, disminuye la diversidad productiva y afecta el presente y el futuro de las economías regionales.
En varios países se advierte una tendencia al desarrollo de oligopolios en la producción de granos y de otros productos necesarios para su cultivo, y la dependencia se agrava si se piensa en la producción de granos estériles que terminaría obligando a los campesinos a comprarlos a las empresas productoras”.

n. 52 “La tierra de los pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos para satis­facer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de pro­piedad estructuralmente perverso”.

n. 94: “Esto tiene consecuencias prácticas, como las que enunciaron los Obispos de Paraguay: « Todo campesino tiene derecho natural a poseer un lote racional de tierra donde pueda establecer su hogar, trabajar para la subsistencia de su fa­milia y tener seguridad existencial.
Este derecho debe estar garantizado para que su ejercicio no sea ilusorio sino real. Lo cual significa que, ade­más del título de propiedad, el campesino debe contar con medios de educación técnica, créditos, seguros y comercialización”

n. 106: Por eso, el ser humano y las cosas han dejado de tenderse amigablemente la mano para pasar a estar enfrentados. De aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos. Supone la mentira de la disponibi­lidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a « estrujarlo » hasta el límite y más allá del límite”.

n. 109:Pero el mercado por sí mis­mo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social. Mientras tanto, tenemos un superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora y no se elaboran con suficiente celeridad instituciones económicas y cauces sociales que permitan a los más pobres acceder de manera regular a los re­cursos básicos”

n. 112: “Sin embargo, es posible volver a ampliar la mirada, y la libertad humana es capaz de limitar la técnica, orientarla y colocarla al servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral. La liberación del paradigma tecnocrático reinante se produce de hecho en al­gunas ocasiones. Por ejemplo, cuando comunida­des de pequeños productores optan por sistemas de producción menos contaminantes, sostenien­do un modelo de vida, de gozo y de convivencia no consumista “

n. 127:Por eso, en la actual realidad social mundial, más allá de los intereses limitados de las empresas y de una cuestionable racionalidad económica, es necesa­rio que se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos”.
Hay más textos de la Laudato Si que hacen referencia a este tema de forma más o menos directa pero, era preciso hacer una selección.

Recientemente  el presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim afirmaba: “Esta es la mejor noticia del mundo actual: somos la primera generación de la historia de la humanidad que puede poner fin a la pobreza extrema”.

"Pero este objetivo sigue estando a nuestro alcance, en la medida que nuestras grandes aspiraciones estén acompañadas de planes impulsados por los países que ayuden a los millones de personas que aún viven en la pobreza extrema”.  Recordaba la necesidad de generar prosperidad compartida.

Es decir, la prosperidad “no concentrada” para que el actual sistema de crecimiento económico no genere tanta desigualdad.

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