El tráfico de armas es uno de los motores del extremismo islámico



El tráfico de armas es uno de los motores del extremismo islámico

El Corán es un libro pacifista aunque tiene textos que, mal interpretados,  pueden incitar a la violencia.
El origen del terrorismo yihadista no está solamente en la equivocada interpretación del Corán sino que hay otros importantes factores que se suman.

 El primer factor es la explotación de la ignorancia, la falta de cultura de las bases populares musulmanas, manipuladas por los extremismos.
Países poderosos como Arabia Saudita y Kuwait  están promoviendo la creación de mezquitas en todos los territorios árabes,  sin controlar los extremismos, con lo que están financiando el terrorismo yihadista.

La guerra de Siria se debió su ubicación estratégica de salida del petróleo hacia el Mediterráneo; la intervención del ISIS está manipulada en ese sentido.
A todo esto se añade el imparable negocio del tráfico de armas que alienta los conflictos bélicos manipulando la incultura, los fanatismos y los extremismos.

En este tema, el Papa Francisco tiene las ideas claras. Para él es clave que los primeros en condenar el terrorismo yihadista sean los líderes religiosos musulmanes. Es vital aclarar que los fundamentalistas manipulan el Islam.

Afirmaciones recientes de Francisco:
20 de septiembre, 2016: "Sólo la paz es santa y no la guerra”.
27 de julio, 2016: "Todas las religiones quieren la paz. La guerra la quieren los otros. ¿Entendido?”.
Se trata de una constante que ha repetido en sus viajes a países musulmanes como Turquía, Jordania o Palestina, o en encuentros con el gran imán Ahmed al-Tayyeb, uno de los principales líderes sunnitas del mundo.
Jueves Santo. 24 de marzo, 2016: "Detrás de ese gesto están los fabricantes de armas que quieren sangre y no paz”.

La paz no es rentable para las multinacionales que venden armamento, su poder es grande y promover la guerra es su especialidad.

La última clave para combatir el fundamentalismo está en la política. Durante su discurso de inicio de año, ante los más de 180 embajadores acreditados ante la Santa Sede, dijo que los gobiernos deben hacer 3 cosas: promover la libertad religiosa, combatir la pobreza y alfabetizar. Las comunidades pobres y sin estudios son viveros de potenciales terroristas.


El fundamentalismo se ha convertido en uno de los retos del siglo XXI y Francisco está siguiendo la línea de sus predecesores. Se trata de un camino iniciado desde el Concilio Vaticano II, gracias al documento Nostra aetate. Este marcó un nuevo modo de dialogar con el Islam, mucho más centrado en los puntos que unen a cristianos y musulmanes.

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