Los Niños No Son Cosas



Señor Presidente: los niños no son cosas, prohíba los vientres de alquiler» Las madres tampoco son ganado.

Personalidades de ¨izquierda¨ escriben al Presidente francés

Joanjo Romero, de conoZe.com, nos comenta la noticia.

En  el diario francés de izquierda Liberation un muy numeroso grupo de «intelectuales» también de izquierdas le piden al presidente francés, François Hollande, que, por favor, no ceda, cumpla sus compromisos y luche por la dignidad de los niños oponiéndose en Francia y en el mundo a la maternidad subrogada, a la compra de niños:

«Señor Presidente,

En febrero de 2013 usted adquirió un compromiso formal contra la introducción en Francia de los vientres de alquiler, llamada hoy «madres de alquiler» , declarando su firme y coherente oposición a una práctica social alienante…
El texto completo y la enorme lista de personalidades e instituciones firmantes puede encontrase en
No hace falta reproducirlo entero, pero recomiendo su lectura. Sí merece la pena resaltar alguno de los firmantes, todos de izquierda y feministas:
  • Jacques Delors, Presidente de la Comisión Europea ( 1985-1994)
  • Lionel Jospin, Primer Ministro de Francia entre 1997 y 2002
  • Yvette Roudy, Ministra (socialista) de Derechos de la Mujer 1981-1986,
  • Nicole Pery , Secretaria de Estado para los Derechos de la Mujer (1998-2002) y Vicepresidente Parlamento Europeo (1984-1997),
  • Marie-George Buffet, ex ministra, Secretaria Nacional del Partido Comunista Francés (2001-2010),
  • Catherine Tasca ex Ministao, Primer Vicepresidente del Senado
Y es que el tema de maternidad subrogada es un nuevo frente que atenta contra la dignidad de las personas, y allá donde hay un poco de sensibilidad, ésta, cruje. La compraventa de niños no sólo menoscaba su dignidad, también la de las «dos madres», a la que se compra el ovocito y la que hace mula gestatoria. 

Los factores económicos son importantes y variables: «el precio total de un contrato de subrogación en la India era, en 2007, de unos 10.000 dólares. Ese mismo proceso en USA oscilaba entre los 60.000 y 80.000 dólares» (cf. Cuadernos de Bioética). Con estos datos, ¿se os ocurre de dónde proceden la mayoría de los vientres de alquiler?

Es lógico que, también entre las feministas de izquierda, este sea un tema inaceptable, las mujeres más pobres o vulnerables también se convierten en cosas.

La mayoría de las legislaciones prohíben estas prácticas, los contratos que menoscaban la dignidad de la persona cosificándola están prohibidos, por ejemplo, nadie, en un país sensato, puede firmar un contrato de esclavitud, aunque sea la propia. Por eso hay que recurrir a países en los que la vida y la dignidad no estén protegidas

En este contexto, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos obligó a Francia a inscribir a tres niños producidos y comprados por este método. En España y en toda Europa también está prohibido. A pesar de la sentencia de febrero Hollande ha decidido mantenerse firme. En España, el papanatismo por lo de fuera hace estragos, y el Tribunal Supremo está reconsiderando la no-inscripción.

Derecha, izquierda y mediopensionistas franceses están pidiendo a su presidente que no ceda.

Pero, ¿a quién se le puede ocurrir apoyar semejante indignidad como la «maternidad subrogada? ¿Quién puede apoyar comprar y producir niños? ¿Quién puede apoyar la denigración de la mujer? Pues el lobby homosexualista, a quien si no. Como decía Eugenia Roccella en ¨Dos ‘padres’ no hacen una madr

Bien por Francia, bien por su izquierda, este no es un tema de ideología, ni europeo. En el manifiesto, los abajo firmantes le piden más a su presidente que «debido a que está en juego la defensa de las mujeres y los niños» la lucha sea mundial e impulse «un proyecto de convención internacional para prohibir la maternidad subrogada y luchar criminalmente contra de esta práctica»

Todo el movimiento articulado en torno a la «Manif pour Tous» está dando sus frutos. Una muestra más de cómo la ideología de género y el homosexualismo denigran en primer lugar a la mujer. Les será difícil contener el maremoto que arrasa la dignidad de la persona una vez que han admitido su cosificación, pero les alabo el empeño.

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