Norma Mc
Corvey: de líder abortista a defensora de la vida
El aborto en
EEUU se basó en una mentira: la propia Jane Roe lo demuestra con 7 argumentos.
Live Action News publica el cambio radical
de la protagonista tras vivir en primera persona las terribles atrocidades que
se cometían en las clínicas donde trabajaba. Además, fue engañada por los
abogados que la eligieron como principal demandante para la presentación de
esta ley.
Norma Mc Corvey, también conocida como “Jane Roe” por el caso Roe v. Wade
que legalizó el aborto en EEUU, se ha convertido al cristianismo y ahora
defiende la vida.
Norma Mc Corvey, fue la demandante que con
26 años habilitó el aborto legal en el Estado de Texas en 1973. Hoy, a sus 69
años, es pro-vida y difunde la verdad sobre la dignidad de todo ser humano
desde su concepción hasta su muerte natural.
A continuación, las siete claves de Mc
Corvey que muestran su conversión hacia la defensa de la vida de todo ser
humano.
1. Las bases de Roe contra Wade se
construyeron sobre falsas suposiciones
En 2003, con 53 años, McCorvey realizó
una declaración que se presentó ante el Tribunal de Distrito de Nueva Jersey,
en la que afirmaba que prácticamente toda la base del caso Roe contra Wade fue
construida sobre falsas suposiciones y sin un juicio significativo.
2. “No supe que el caso Roe
contra Wade acababa con la vida de seres humanos”
Mc Corvey, embarazada en 1973 cuando se
celebró el juicio que legalizó el aborto, no tenía hogar y vivía en
un parque público. Un abogado al que apenas conocía que se dedicaba a temas de
adopción la envió junto a las ambiciosas y jóvenes abogadas Weddington y Coffee.
Estas mujeres, incapaces de encontrar a la
demandante perfecta para su caso -hacer
legal el aborto en EEUU-, le dijeron a McCorvey que era la
elegida.
Según declaró la propia McCorvey, le
dijeron: “Eres blanca, eres
joven, estás embarazada y quieres abortar“. La candidata
perfecta.
En ese momento, ‘Jane Rode’ no conocía la
terrible finalidad de la demanda de estas abogadas y aceptó:
“Me hicieron creer que podrían ayudarme a conseguir el aborto”.
Las abogadas le increpaban con preguntas como:
“¿No crees que el aborto
debería ser legal?“, y ella siempre declinada responder o
alegaba que no lo sabía.
De hecho, ahora no se cansa de repetir que
realmente no sabía lo que significaba el término “aborto”. En 1970 nadie
hablaba de eso, era un tema tabú. Lo único que sabía del término era por
algunas películas de guerra. Sabía que ‘abortar’ significaba que los soldados
estaban ‘volviendo’. “Aborto”, para Mc Corvey, significaba
“volver” a la condición de no estar embarazada.
“Nunca miré la palabra hasta en el diccionario
hasta después de que ya había firmado la declaración”, insiste. Además, “las
abogadas me mintieron sobre la naturaleza del aborto”, admite, ya que
Weddington la convenció de que el feto era “sólo un tejido”.
3. “Me han utilizado para legalizar el
aborto y terminar con la vida de más de 35 millones de bebés”
Mc Corvey antes se definía como una
adolescente que sufrió abusos sexuales, pero ahora asegura que el
peor de todos esos abusos fue el cometido en el sistema judicial. Los
tribunales no se fijaron en las verdaderas circunstancias de Mc Corvey ni
tampoco en el verdadero impacto que el aborto tendría sobre las mujeres.
4. “Había bebés muertos y en la clínica se
acumulaban sus partes”
Mc Corvey, que trabajó en varias clínicas
abortistas a lo largo de los años, asegura que todos los laboratorios eran
igual de precarias en cuanto a las instalaciones y el “asesoramiento” que daban
a las mujeres.
En 1995 trabajó en una clínica donde
las lámparas y el yeso de la pared se caían del techo, los excrementos de ratas
afloraban en los lavabos y había restos de sangre salpicada en las paredes.
Pero lo peor era que los bebés no nacidos se acumulaban en bolsas de
plástico.
5. “Nadie le explicó a la madre
que su bebé ya existía y que estaba acabando con su vida”
Mc Corvey ha contado en varias ocasiones el
“asesoramiento” que recibían las mujeres en aquellos lugares. Los “consejeros”
y los abortistas estaban allí por una sola razón: vender abortos, es decir,
ganar dinero, asegura Mc Corvey.
Mc Corvey: “lo único que les importa a los
médicos y clínicas abortistas es ganar dinero”
“Las madres desconocían el procedimiento.
Nadie les explicaba que el niño ya existía y que mientras se le practicaba el
aborto, estaba acabando con la vida de un ser humano. Tampoco les explicaban
las posibles opciones para el aborto o los riesgos psicológicos que podría
sufrir la madre”, reconoce.
En estas situaciones, con ese protocolo, no
hay tiempo para que la madre pueda reflexionar o consultar a alguien que le
pueda ofrecer una alternativa y Mc Corvey insiste en que se aprovecharon de
eso.
6. “Los
trabajadores de la clínica sufren, las mujeres sufren y los bebés mueren”.
“En muchas ocasiones, la trabajadora era
cómplice de las mentiras que les hacían llegar a las madres que habían abortado”,
recuerda Mc Corvey, que apunta a otro incidente como muestra del horror que se
vivía allí.
“Una mujer estaba abortando en el segundo
trimestre en su clínica y vio la mano de su hijo antes de nacer”, narra la
ahora defensora de la vida.
La mayor parte del tiempo, Mc
Corvey tenía que recurrir a las drogas o el alcohol para continuar con su
trabajo. “Es un
trabajo de alta rotación”, cuenta, “debido a la verdadera naturaleza del
negocio”.
“El negocio del aborto es algo
deshumanizante. Una persona debe dejar a un lado su corazón para llevar a cabo
estas horribles prácticas”.
7. “Anhelo el
día en que se haga justicia y la carga de todas estas muertes sea eliminada de
mis hombros”
La conversión a favor de la vida de ‘Jane
Roe’ se produjo cuando los pro vida se trasladaron a un edificio al otro lado
de la calle y comenzaron a comunicarse con ella y con los demás trabajadores
del laboratorio.
Fue
en 1995 cuando Roe se convirtió al cristianismo, fue bautizada y
anunció que desde entonces defendería el derecho a la vida.
Los detalles sobre cómo se produjo su
conversión pueden leerse en su libro Won by Love. Se ha convertido en una de
las mayores defensoras del movimiento pro vida; sólo intenta deshacer todo
el daño que ha causado.
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