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Aquí les cuento otro suceso que viví
durante mi último viaje a México.
En el proceso de buscar inspiración y
documentación para mis próximas novelas, volví a la mítica Guanajuato. Preciosa
tierra de plata y oro, tierra de tunas y de maravillosas ciudades novohispanas
que me mostraron de nuevo, los tiempos dorados de México: el Virreinato, tiempo
de 300 años que lo convirtió en el territorio más rico de España, hasta su
independencia.
Allí pude hablar con un tío: Raúl
Colmenero, quien me dijo en medio de una reunión familiar:
-Tengo que mostrarte algo- dijo con una
sonrisa.
- ¿Qué es?- pregunté curioso.
Es ese momento se metió su mano en el
bolsillo. Urgó un momento rebuscando algo con los dedos, para finalmente
ponerme algo sobre la palma.
No pude creerlo. Me quedé mirándolo como
si soñara. ¡Era un Real de a Ocho original, acuñado en México de la época de
Carlos IV! Él lo había encontrado hace años buscando metales a los lados de las
carreteras reales del Camino Real de Tierra Adentro, que llevaba la plata desde
sus minas hasta la Ciudad de México. Muchos de estos Reales habían sido
acuñados en las cecas novohispanas desde que el Virrey Mendoza en 1535 creara
la Casa de la Moneda y su propia ceca ya en el XVII por el duque de
Alburquerque hasta las independencias.
Pude tocar con mis propios dedos la
Historia: un Real de a Ocho. Moneda de plata que fue origen de casi todas las
monedas americanas; incluyendo el peso mexicano o el dólar estadounidense.
El Real de a Ocho fue la moneda más
poderosa de su tiempo. Obligando a otros Estados a referenciar sus monedas con
el valor de esta moneda de plata. Se le llamo también Peso Fuerte, Peso Duro o Thaler
(dólar) en Alemania (de donde tomó el modelo Felipe II), o Dealer en Holanda.
Esta moneda de 233,85 gramos de plata purísima, casi 8 escudos en época de
Felipe II, fue la dueña del comercio mundial.
Fue la moneda que más tiempo estuvo en
circulación hasta la fecha; casi 300 años. Siendo la moneda de más precio y
poder en el mercado. El dólar estadounidense no la ha superado en valor,
duración como moneda hegemónica y en estabilidad. Además, fue sin duda la que
marcó los precios de todo en los 5 continentes, ya que era la moneda de la
globalización comercial que inició España en 1492 y que se materializó con la
creación de ciudades e instituciones de los ricos virreinatos.
La primera globalización comercial,
cultural y civilizatoria de toda la Humanidad estuvo asentada en esta pequeña
moneda de plata que venía de las minas de Zacatecas, Guanajuato, o del Potosí.
Y que tenía como centro de comercio entre los dos océanos a México. Esta ruta
llegaba desde Acapulco a China (para los que afirman que la plata se fue a
España: 1/3 de toda la plata extraída de México se fue a China, no a España) y
hasta Filipinas con el Galeón de Manila. Y desde Veracruz o Portobello a Cádiz
y Sevilla y de ahí se repartía por toda Europa y el mundo conocido.
Es más, las dos columnas de Hércules con
la cenefa de PLUS ULTRA ("más allá" en referencia a la llegada a
América), en forma de $ que se ve en el Real de a Ocho y en la bandera de
España. Es el símbolo del dólar o del peso mexicano.
Recordar esto hoy es fundamental para comprender el presente con autoestima y proyectar un mejor futuro del que tenemos los países Hispanos. Formábamos parte de una misma Corona Hispánica, con igualdad de derechos para los siervos del Rey de ambos hemisferios. Este inmenso Imperio estaba cosido gracias a los galeones que comerciaban por todo el mundo conocido y su sangre era la plata, y su moneda: el Real de a Ocho.
Somos herederos de
aquellos hombres y mujeres que lograron aquello: debemos estar más que
orgullosos.
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