DESTRUYENDO EL “CARÁCTER CIENTÍFICO” DEL COMUNISMO

 


DESTRUYENDO EL “CARÁCTER CIENTÍFICO” DEL COMUNISMO

Por Herick De Haro Pineda 

El comunismo siempre se vendió como una “ciencia” infalible: leyes históricas, resultados inevitables, fórmulas económicas «matemáticas»… Pero cuando uno quita el maquillaje ideológico, queda claro que su supuesta base científica no es más que pseudociencia con pretensiones filosóficas.

Y nada deja esto más expuesto que la crítica demoledora de la Escuela Austriaca de Economía.

1. Marx prometió ciencia… pero entregó profecías

Marx llamó a su ideología “socialismo científico”, pero jamás aplicó método científico real:

A No hizo predicciones falsables

B No construyó modelos medibles

C No hizo experimentos ni pruebas de hipótesis

Sus afirmaciones eran dogmas, no evidencia

Para colmo, predijo:

El colapso inevitable del capitalismo

La pauperización de los trabajadores

La desaparición de la clase media

Todo lo contrario ocurrió.

La “ciencia” del marxismo predijo un mundo que NO existe.

2. Los Austriacos destruyen su núcleo: la teoría del valor-trabajo

Marx construyó TODO su sistema sobre una premisa falsa: que el valor proviene del trabajo.

La Escuela Austriaca (Menger, Böhm-Bawerk, Mises, Hayek) demostró algo obvio pero devastador:

El valor NO depende del trabajo, sino de la utilidad que las personas asignan a los bienes.

El diamante no vale más que el agua por “más horas de trabajo”, sino por su utilidad marginal.

Si cae la teoría del valor-trabajo…

A Cae la plusvalía,

B cae la explotación “científica”

C cae el modelo marxista entero.

Y eso fue EXACTAMENTE lo que pasó.

3. Böhm-Bawerk aplasta la “acumulación capitalista”

Marx decía que los capitalistas “roban” plusvalía porque “pagan menos del valor real”.

Böhm-Bawerk lo destruye así de simple:

El capitalista adelanta el dinero hoy, asumiendo riesgo, para recuperar después.

Ese adelanto tiene un costo en el tiempo (interés).

No hay robo. Hay preferencia temporal.

Marx jamás respondió esta crítica.

Porque no podía.

4. Mises remata: el socialismo es IMPOSIBLE

En 1920, Ludwig von Mises publica la bomba intelectual más grande del siglo XX:

El socialismo no puede calcular precios porque no hay propiedad privada ni mercado.

Sin precios, no hay forma de saber qué producir, cuánto, ni cómo.

Conclusión:

El socialismo no es malo… es físicamente imposible.

Es como tratar de volar un avión sin instrumentos.

Todos los experimentos socialistas del siglo XX confirmaron esta predicción, la ÚNICA predicción económica 100% cumplida en todo el siglo.

5. Hayek certifica la sentencia: el conocimiento está disperso

Hayek mostró que ningún Estado puede centralizar la información que millones de personas generan diariamente. Por eso ni USA con todo su IA y poder de cálculo económico puede prevenir las crisis, la información es infinita. ¡Faltal arrogancia!

El comunismo parte del delirio de que un “comité central” puede saber más que todos.

Es anticientífico porque contradice la epistemología básica:

el conocimiento está en la sociedad, no en un buró.

6. Resultado práctico: “ciencia” que siempre crea hambre

Si una teoría es científica, funciona en la práctica.

Si una teoría siempre destruye, empobrece y mata… no es ciencia: es religión política.

Cada vez que se aplicó el marxismo:

A Producción colapsada

B Escasez crónica

C Represión creciente

D Fuga masiva de población

E Innovación anulada

F Corrupción absoluta

G Mercados negros inevitables

La realidad humilló a la ideología.

6. El capitalismo es el que mostró resultados científicos reales

Mientras el comunismo prometía “eficiencia científica”, el capitalismo… simplemente funcionó:

1 Aumentó la expectativa de vida

2 Redujo pobreza extrema del 90% al 9%

3 Creó la revolución tecnológica

4 Multiplicó salarios reales

5 Permitió movilidad social masiva

La verdadera ciencia se demuestra con resultados.

7 CONCLUSIÓN

El comunismo nunca fue ciencia.

Fue una profecía fallida adornada de matemáticas inventadas.

La Escuela Austriaca no solo criticó sus errores: Demostró que era imposible, inviable y conceptualmente absurdo.

El capitalismo funciona porque reconoce la naturaleza humana, la información dispersa y el mercado como un proceso dinámico.

El marxismo fracasa porque intenta reemplazar la realidad con ideología.

Y eso, amigos, no es “ciencia”: es FANATISMO.

 


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