Carta al Presidente
Las dos vidas
Estimado
Presidente, la imagen que Ud. transmite en su forma de gobierno es de una
persona con humanidad. Seguramente esa actitud humanitaria le ha llevado a
considerar las excepciones que propone para la despenalización del aborto.
Es
una tragedia lo que sufre una joven embarazada a causa de una violación, más trágico aún, si cabe, cuando
se trata de incesto. Es una tragedia la vida futura de un embrión con
malformaciones.
Considere
ahora la tragedia del embrión que a los
dieciocho días cuenta con un corazón que late, a los veinte días con un sistema
nervioso en constante crecimiento, a los cuarenta y dos días ya cuenta
con esqueleto completo y reflejos, y a las ocho semanas, se le puede practicar
un electrocardiograma, y es posible registrar sus parpadeos, reacciones,
respuestas a estímulos y asir con la mano. El embrión con malformaciones
congénitas es un enfermo y ¿desde cuándo se elimina a los enfermos?
Los
embriones no son un tejido; conforme reconoce nuestra constitución son personas
desde su concepción, con todos sus derechos. Los embriones son los ciudadanos
bebés más pequeños que tenemos en la sociedad.
Tenemos
que emplear lo mejor de nuestros recursos y de nuestra humanidad para resolver
con la misma generosidad la vida trágica de la madre en esas circunstancias y
la del embrión bebé. No podemos ser mezquinos.
Javier Ordovás
Economista
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