Iglesia y ProFamilia

La Iglesia al demandar la campaña publicitaria de Profamilia lo hace respaldada por la autoridad moral de una institución de más de veinte siglos realizando el bien, la experiencia en la defensa de los derechos de las personas y el derecho a proteger, entre otras, las debilidades de los adolescentes.

La Iglesia, en nombre de sus millones de fieles, tiene el derecho y el deber ciudadano, respetuoso y democrático de impugnar una demanda cuando los derechos de las personas están lesionados: cuando ya se ha hecho el mal hay que denunciarlo para que no continúe ni se repita.

En el AM que aborda este tema, se cita -me parece que sin venir a cuento- el problema de la pederastia. Cualquier ciudadano tiene derecho, y debe ejercerlo, a denunciar a los pederastas. Los fieles rechazamos la pederastia pero, no somos ingenuos y sabemos que hay más fuera de la Iglesia que dentro.

Para cortar la epidemia de embarazos en adolescentes, tanto la Iglesia como los ciudadanos, sabemos la forma de frenar esa cultura, lo que no se consigue a corto plazo. El uso del preservativo entre adolescentes promueve y facilita relaciones sexuales entre personas que son inmaduras para ello.

Javier Ordovás

Economista

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